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BERLINALE 2025 Panorama

Sébastien Betbeder • Director de L’incroyable femme des neiges

"La comedia es el mejor ángulo para tratar temas graves"

por 

- BERLINALE 2025: El director francés habla sobre los ingredientes de su personal receta de una comedia dramática que viaja desde el Jura francés hasta Groenlandia

Sébastien Betbeder • Director de L’incroyable femme des neiges

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, que ha sido presentada en la sección Panorama de la 75.ª Berlinale, es el noveno largometraje de Sébastien Betbeder.

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, la región de Groenlandia vuelve a aparecer en una de tus películas. ¿Qué es lo que más te atrae de esta región?
Sébastien Betbeder: Lo cierto es que este territorio no fue la razón principal por la que decidí hacer la película, pero sí que tuvo un gran impacto en las primeras decisiones de escritura. Después de mi primera experiencia allí, tenía muchas ganas de volver a Groenlandia. Tenía la sensación de que todavía no era plenamente consciente de lo que realmente es este territorio, o mejor dicho, sus habitantes. No soy un gran aventurero en absoluto, pero lo veía como una necesidad, casi como una adicción, porque es un territorio tan distinto de lo que conozco que regresar allí era como volver a desentrañar un misterio.

¿Qué tipo de misterio querías desentrañar en esta ocasión?
El quid de la cuestión es un misterio relacionado con una inquietud que constituye el motor de la película: retratar a un personaje que se enfrenta a la muerte, lo cual se muestra bastante pronto en la historia, y todo ello para reflexionar posteriormente sobre esta finitud en un territorio como Groenlandia, en contraposición con las reflexiones más occidentales a las que estamos acostumbrados.

¿Por qué optaste por el personaje de una mujer exploradora?
Quería trazar el retrato de una mujer y que un personaje femenino fuera la piedra angular de una de mis películas, algo que nunca había hecho antes. También quería adoptar una postura un tanto radical, ir un poco a contracorriente, porque cuando pensamos en la noción de aventura y exploración, solemos asociarla automáticamente con los hombres. Quería enfrentar a un personaje femenino a cuestiones de supervivencia y de encontrar su lugar en el mundo, algo que creo que se ha visto muy poco en el cine y la literatura.

Esta historia sobre una mujer es también una historia sobre la familia.
Desde el principio, tenía claro que quería que la película se dividiera en dos partes: una en Francia, cerca de las montañas, y otra en Groenlandia, donde el viaje del personaje principal la llevaría. También había algo que ha sido importante para mí en todas mis películas: el tema de la familia y, en este caso, de la relación entre hermanos. El personaje de Coline tenía la necesidad de reconectarse con sus hermanos. Construí la película como una especie de prueba para ella: tenía que hacer frente a su propia familia para estar realmente segura de su lugar en el mundo.

Abordas temas muy serios y dramáticos, pero los tratas desde una perspectiva cómica que no dudas en llevar lo más lejos posible. ¿Por qué?
Asumo completamente que la película es una comedia, aunque me gusta mucho el término "dramedia". Cuantas más películas hago, más creo en la idea de que la comedia es la mejor manera de abordar temas serios. En esta película, quise ir un poco más lejos de lo habitual; supe durante el proceso escritura que me estaba metiendo en un berenjenal, pero había que mantenerse ahí, porque estaba convencido de que ese iba a ser el punto fuerte de la película. Evidentemente, es una película sobre la muerte, pero quería que fuera luminosa, y el humor era absolutamente necesario para que el público pudiera aceptar el viaje de Coline. Me cuesta concebir una película con un solo tono, ya sea comedia o drama, y creo que en los espacios intermedios entre ambos es donde encontramos una sensación de familiaridad.

Al igual que el qivittoq de los inuit, ¿no es la diferencia el verdadero núcleo de la película?
El qivittoq es, por un lado, un ser mitológico similar al yeti, pero también representa a aquellas personas marginadas que no son aceptadas por la sociedad y que, en un vínculo muy fuerte con el animismo, se transforman en animales y se funden con el paisaje. Metafóricamente, encajaba perfectamente con lo que quería hacer con el personaje de Coline, un personaje que puede parecer ingenuo y al límite en la primera parte de la película, pero que en realidad tiene una concepción de la existencia que, en mi opinión, es la más acertada.

¿Cuáles eran tus principales intenciones visuales?
Vi muchas películas de los años 70 con mi director de fotografía, especialmente westerns de tono humanista. En la película, hay una referencia directa a Pequeño gran hombre, de Arthur Penn, pero también pensé en Los vividores, de Robert Altman, en todos esos westerns ambientados en la nieve. Luego, era importante lograr coherencia entre la primera parte de la película, en la región del Jura (Francia), y la segunda en Groenlandia, con un equipo de rodaje mucho más reducido, casi documental.

(Traducción del francés)

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