Scandar Copti • Director de Happy Holidays
"Soy un gran creyente en el proceso de liberación, y creo que nadie es libre hasta que todo el mundo lo es"
por Olivia Popp
- VENECIA 2024: El director palestino habla sobre sus métodos de escritura y rodaje, y cuestiona conceptos como la moralidad y la normalización de la opresión
El director palestino Scandar Copti ha presentado su segundo largometraje (y debut como director en solitario), Happy Holidays [+lee también:
crítica
entrevista: Scandar Copti
ficha de la película], en la competición Orizzonti de Venecia. Hemos hablado con él sobre la moralidad y la normalización de la opresión, entre muchos otros temas.
Cineuropa: Happy Holidays se basa en una comunidad muy grande, pero también muy unida: cada acción y cada persona tienen una influencia significativa dentro de esta red. Como guionista y director, ¿cómo empezaste a conceptualizar y construir esta serie de personajes?
Scandar Copti: Suelo seguir un proceso que parte de lo que yo llamo una “molestia”: algo que me afecta a nivel personal. Entonces empiezo a investigar, a intentar averiguar por qué ocurre y a descomponerlo en todos sus elementos básicos. Una vez que entro en este proceso, los personajes empiezan a aparecer. Todo lo que se ve en la película está basado en algo que ocurrió en la realidad. Absorbí esas historias y, básicamente, me volvieron loco. De algún modo, comprendí que está relacionado con nuestro sentido de la moralidad. Por eso, como has dicho, una sola persona puede influir en todo un grupo que comparte los mismos valores. Es decir, que la moral une, pero también ciega.
Yo no empiezo describiendo un grupo de personajes, sino que empiezo por el personaje que más sufre. Intento comprender quién es el más afectado, que acaba convirtiéndose en el protagonista. En este caso, tenemos cuatro protagonistas. Tengo que crear su sufrimiento a través de las relaciones y las dinámicas de poder hasta llegar a un punto en el que entiendo que se transmiten a todos los niveles: emocional, psicológico y también intelectual. Es el proceso más divertido y a la vez más frustrante por el que pasa cualquier cineasta, porque tiene que ver con tu propio narcisismo. Suelo preocuparme mucho por el guion porque monto mis propias películas, y me gusta montar casi sin pensar. Por mi forma de trabajar, necesito un guion que imite la realidad.
¿Esta imitación de la realidad también afecta a tu forma de dirigir y trabajar con los actores?
El proceso de rodaje también fue muy inusual. Todas las personas que ves en la película son actores no profesionales. Son personas reales que proceden del entorno profesional de los personajes que interpretan. Por ejemplo, Miri es una enfermera de verdad y Walid es un médico de verdad. Trabajo en un sistema que he diseñado y que se basa en nuestra capacidad para reaccionar con emociones reales ante la ficción. Las personas que ves en pantalla nunca tuvieron un guion. No sabían de qué iba la historia. Pasaron por un proceso muy largo que les llevó a experimentar, a través de juegos de rol, las historias y las relaciones de sus personajes dentro del escenario real de la película. Es básicamente como un documental, pero yo muevo los hilos, manipulándolo todo.
No ofreces respuestas preceptivas a ninguna de las cuestiones que planteas, pero abordas de cerca muchos conceptos relacionados con la autonomía corporal y la disciplina social del cuerpo, sobre todo en el caso de las mujeres.
Soy un gran creyente en el proceso de liberación, y creo que nadie es libre hasta que todo el mundo lo es. Y con todo el mundo me refiero al elemento más oprimido de esta cadena que lucha por la libertad. En mi caso, son las mujeres. Están oprimidas a nivel político, cultural y social, por lo que en general son las más oprimidas. Creo que solo a través de la liberación de las mujeres podemos lograr la verdadera liberación, y esto tiene que ver con una mentalidad que la gente tiene que desarrollar, porque no podemos elegir de qué liberarnos.
Hay una macrorrelacionalidad en el drama que se desarrolla entre la familia y los amigos, pero también hay momentos que ponen de relieve cuestiones y fenómenos hiperespecíficos e hiperlocales. Oímos las sirenas de los misiles, pero también vemos la integración de los símbolos militares israelíes en la vida cotidiana.
Creo que lo que intento mostrar a lo largo de la película es el concepto de causa y efecto. Todo tiene sus razones, una motivación clara y un proceso que conduce a lo que está sucediendo. En uno de los capítulos con Miri, no entendemos cómo funcionan las cosas. Podríamos apresurarnos a juzgar y decir: “Es una persona horrible que hace algo horrible”. Sin embargo, en el capítulo de Fifi, comprendemos cómo funciona el adoctrinamiento a través de la escuela. En ese momento queda claro que se trata de seres humanos que están atrapados en un sistema corrupto que los diseña y programa con todas esas fuerzas diferentes para que se conviertan en personas con una moral muy concreta que sirve un propósito específico.
(Traducción del inglés)
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