Jorge y Alberto Sánchez-Cabezudo • Creadores de Nos vemos en otra vida
“En lo cotidiano puede haber escondido algo tan grande como un atentado terrorista”
por Alfonso Rivera
- Los padres de una de las mejores series españolas del año, que ahora se puede ver en todo el mundo a través de Disney+ y Hulu, nos confesaron secretos de su trabajo
Los hermanos Jorge y Alberto Sánchez-Cabezudo (director y productor, respectivamente) cuentan en su filmografía con títulos como La noche de los girasoles [+lee también:
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ficha de la película], película aplaudida por público y crítica, o las series Crematorio y La zona. Este año han estrenado Nos vemos en otra vida [+lee también:
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ficha de la serie], miniserie protagonizada por Pol López, Quim Ávila, Tamara Casellas y el gran descubrimiento Roberto Gutiérrez, que narra –basándose en el libro de Manuel Jabois– la intrahistoria detrás de los brutales atentados de Atocha (Madrid) en 2004 y que ahora se puede ver en todo el mundo a través de Disney+ y Hulu. La semana pasada la pareja pasó por Cinema Jove para presentarla a su público.
Cineuropa: ¿Se recuerda fuera de España el atentado del 11M acaecido en Madrid?
Jorge Sánchez-Cabezudo: Sí, como el 11S, son hechos muy marcados. Vemos que la reacción es universal, pues pudo suceder en cualquier barrio de cualquier ciudad del mundo. Y cualquier país, desgraciadamente, ha sufrido un atentado parecido: se puede empatizar fácilmente con esa herida, porque todos los países tienen cercana una desgracia similar.
¿Qué os fascinó de la novela del periodista Manuel Jabois en que se basa?
Alberto Sánchez-Cabezudo: Salió publicada en 2015, la leímos después y nos interesó mucho desde donde cuenta el 11M, cuando decidió hacer una entrevista al chaval de 15 años que fue el primer condenado por el atentado. Cuando la lees tienes en la memoria el atentado y el juicio posterior, pero no eres consciente de que el primer condenado fue un español tan joven. Y poder contarlo desde ahí nos permitía manejar una escala diferente, pequeña, de barrio, con su banalización del mal: cómo en lo cotidiano puede haber escondido algo tan grande como un atentado terrorista. Fuimos detrás de los derechos de la novela, que estaban ocupados, pero insistimos y los pudimos comprar en 2018. Todo se aceleró cuando se acercó el veinte aniversario del atentado.
Debió ser bastante complejo tratar un tema como el terrorismo…
J. S.-C.: Anticipábamos que iba a ser un terreno minado, pero al final no ha sido para tanto. Otras ficciones también habían abordado el terrorismo, como La línea invisible [+lee también:
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ficha de la serie] o Maixabel [+lee también:
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ficha de la película], con su debate político detrás. Eso hizo que la gente que entró en el proyecto estuviera sensibilizada y concienciada, no solamente nosotros a la hora de escribir, sino también Borja Soler, director de dos capítulos, o el director de fotografía o el compositor de la música. Las decisiones creativas tuvieron una derivación moral: todo fue reflexionado para contarlo bien.
A. S.-C.: Tuvimos clarísimo que debíamos hacer un trabajo riguroso. Porque había algo impactante: el protagonista no se arrepintió de lo que hizo. Eso llama poderosamente la atención. La historia de la serie no iba a ser un camino de redención de este personaje: íbamos a explicar el contexto donde pasó y a seguir a esta persona que fue testigo presencial de cómo se hizo la venta de explosivos, pero en ningún caso pretendíamos limpiarlo o salvarlo.
En ese retrato de los barrios la serie recuerda al cine quinqui español de los años setenta…
J. S.-C.: Sí, ahí está la vocación naturalista de la serie. Nos planteamos como premisa que si íbamos a hablar del 11M, con todo el debate político que generó, necesitábamos que fuera algo extremadamente naturalista, que respirara verdad y que no diera pie a parecer una fábula. Queríamos contarlo según el relato de un testigo, como así también lo aceptó el juez del juicio posterior.
En esa línea, a veces la serie reconstruye los hechos casi como un documental.
A. S.-C.: Teníamos que ser rigurosos, basándonos en la novela, pero nos documentamos también con el sumario del macro juicio real. Además, sabiendo que había víctimas detrás, debía ser un ejercicio de memoria histórica: ese atentado nos impactó como sociedad, dejando una herida enorme. Las víctimas eran importantes y tenían necesidad de ser escuchadas, por eso las colocamos en el lugar donde se convertían en protagonistas y contaban al detalle cómo fue el atentado del 11M en la estación de Atocha.
J. S.-C.: Desde que empezamos a trabajar en los guiones de Nos vemos en otra vida teníamos claro que no queríamos filmar el atentado ni contarlo, no deseábamos mostrar sangre ni hacer sensacionalismo, así que buscamos la manera de narrarlo a través de las declaraciones de los testigos del atentado, y ellos lo contaban con relatos de viva voz que impactaban en tu cabeza. Las víctimas cuentan ellas mismas el atentado, asentando así el punto moral de la serie.
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