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SUNDANCE 2024 Competición World Cinema Dramatic

Raha Amirfazli y Alireza Ghasemi • Directores de In the Land of Brothers

"La película será polémica, y no tenemos ningún problema con ello"

por 

- El dúo de directores iraníes nos enseñan que algo está podrido en su país a través de una historia sobre las vidas de tres refugiados afganos

Raha Amirfazli y Alireza Ghasemi • Directores de In the Land of Brothers
Raha Amirfazli (izquierda) y Alireza Ghasemi

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, el primer largometraje del dúo de cineastas formado por Raha Amirfazli y Alireza Ghasemi, que se ha proyectado en la competición World Cinema Dramatic del Festival de Sundance, gira en torno a tres refugiados afganos —Mohammad, Leila y Qasem— que, aunque afrontan el inicio de sus vidas en Irán con esperanza, acaban por sufrir décadas de penurias y adversidad.

Cineuropa: ¿Qué os impulsó a contar una historia —o varias historias, mejor dicho— que transcurriera a lo largo de varias décadas? La película sirve a modo de representación del trauma de varias generaciones.
Raha Amirfazli: Empezamos escribiendo sobre Leila, con la idea de convertir su historia en un cortometraje, pero no tardamos en darnos cuenta de que no era lo suficientemente representativa de la situación de los refugiados afganos en Irán. Si nos hubiéramos limitado a contar su historia, no habríamos captado la totalidad del sufrimiento y los maltratos que se ven obligados a soportar. Tuvimos que pensar en una estructura diferente para transmitir una imagen mucho más amplia.

Alireza Ghasemi: Aunque tanto Raha como yo sentimos que tenemos un vínculo personal con los refugiados afganos en Irán, no fue hasta que exploramos a fondo el tema que nos dimos cuenta de que su situación es desastrosa y no hace más que repetirse una y otra vez. Tras 40 años en un país, lo normal sería que te concedieran la nacionalidad sin ningún problema, pero no, no es el caso de ellos. El hecho de abarcar varias generaciones nos permitió abordar el problema con mayor eficacia.

Vuestros personajes viven en una especie de purgatorio sin fin. Ya vimos algo parecido con el Brexit, y lo mismo ocurrió en Estados Unidos. Esperas y esperas, pero nunca llegas a pertenecer del todo a la sociedad en la que vives.
A.G.: Esa es exactamente la sensación que ambos tenemos, ya que Raha vive en Nueva York y yo en París. En Irán, muchos tratan de emigrar, pero también hay mucha gente de Afganistán y Pakistán que quiere venir. Esta sensación de ser siempre "el otro" es muy común. Nos vemos muy identificados con los refugiados afganos, pues hablamos la misma lengua y compartimos la misma cultura. Y sin embargo, a la hora de trasladar todos estos elementos comunes a la cuestión política, muchos iraníes empiezan a pensar que los refugiados afganos están hechos de otra pasta.

Son personajes "invisibles" que nunca gritan, sino que se limitan a susurrar. ¿Siempre tuvisteis la intención de centraros en historias "pequeñas"?
R.A.: Muchos de los elementos de esta película se volvieron más personales para mí cuando salí de Irán. Este sentimiento de añoranza a menudo se traduce en una sensación de echar de menos a la familia. Por eso las relaciones de la película van como van. Todos deberíamos poder hablar con nuestras familias, pero ellos no pueden. Estas historias pueden parecer pequeñas, pero sus consecuencias son enormes.

A.G.: Si —ya de por sí— resulta injusto que un refugiado tenga tan pocas posibilidades de convertirse presidente en el país en el que reside, imagínate lo indignante que ha de ser ver cómo no se tienen en cuenta ni los aspectos más pequeños. Hay muchos refugiados afganos que ni siquiera pueden abrir una cuenta bancaria… Hace cinco años, leí que tampoco podían comprar billetes de metro, puesto que no tienen los mismos documentos de identidad que los iraníes. El gobierno no se preocupa lo más mínimo por cubrir sus necesidades, ni siquiera las más básicas.

Eso podría explicar por qué todo el mundo en la película parece tan solo. Leila, por ejemplo, pasa por un sufrimiento inimaginable mientras los demás están de fiesta. No tiene a nadie a quien recurrir.
A.G.: Estar solo y sentirse siempre "el otro" es el contrario de estar con los tuyos. La gente tiene pánico y no tiene a nadie a quien pedir ayuda; creo que esa es su verdadera realidad en este momento. No se te concede el derecho a intentar resolver tus propios problemas, porque eso no va a hacer más que causarte más problemas.

R.A.: Cuando la gente te ve como "el otro", está convencida de que no eres como ellos. Es un fenómeno que afecta especialmente a la comunidad inmigrante, y creo que va a seguir sucediendo cada vez con más frecuencia.

¿Intentasteis implicar a la comunidad afgana en la película? ¿Qué importancia tenía este aspecto para vosotros?
R.A.: Tuvimos la suerte de conectar con un teatro local que trabaja con ellos. Montan obras de teatro y ven películas con ellos. Empezamos viendo a mucha gente, hasta el punto de que el casting duró seis o siete meses, porque todos querían que viéramos también a sus primos [risas]. Las personas que aparecen en la película son hazaras [habitantes de las montañas del norte de Afganistán] o inmigrantes de segunda generación nacidos en Teherán.

¿Creéis que la película podría generar polémica, especialmente en Irán? Sacáis a la luz muchos secretos sucios en ella.
A.G.: Eso es algo que me preocupa, pero no me importa. Cada vez que hablo con un iraní sobre esta situación, o me dicen que no existe, o me dicen: "Tenemos otros problemas más importantes". Creo que hay que ser franco y directo en este tipo de situaciones. Puede que la película levante polémica, sí, pero no tengo ningún problema con ello. Me he metido en internet antes y he visto que los afganos ya están hablando de la película, y lo curioso es que lo primero que han pensado es que irá contra ellos.

R.A.: Durante el casting, fueron muchos los que dijeron: "Sí, a mí también me pasó lo mismo". No podíamos quedarnos de brazos cruzados, teníamos que contar toda la verdad. Como Ali está en París y yo en Nueva York, ya nunca podremos volver a Irán.

(Traducción del inglés)

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