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TORONTO 2023 Centrepiece

Edoardo Gabbriellini • Director de Holiday

"Una historia de iniciación en forma de thriller solo podía convertirse en una autocrítica a mi generación"

por 

- El director italiano habla de las diferentes ideas que se encuentran en el origen de su tercer largometraje

Edoardo Gabbriellini  • Director de Holiday

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, que ha sido presentada en la sección Centrepiece del Festival de Toronto, es una película cuya protagonista es una joven que se reencuentra con su mejor amiga tras ser absuelta de cargos de asesinato. El director Edoardo Gabbriellini se ha sentado con nosotros y nos ha explicado cómo una simple imagen que vio en internet acabó traduciéndose en nada más y nada menos que un thriller social.

Cineuropa: ¿Te basaste en un hecho real para crear la película?
Edoardo Gabbriellini: La idea nació a partir de algo muy concreto. Todo se remonta al día en que vi en internet la foto de una chica jugando al voleibol en el patio de una cárcel, y es que lo primero que me causó la idea de que aquella chica fuera una delincuente fue fascinación. Vi en ella el brillo en los ojos de una adolescente con el mundo a sus pies que, de algún modo, lo echa todo a perder de la noche a la mañana. Independientemente de si era culpable o inocente, a mí me parecía "inocente". La estructura de la película se construyó en base a la serie de preguntas que empecé a hacerme tras ver aquella imagen.

Tu interés por la vertiente más íntima de la historia queda especialmente claro con el trasfondo de thriller judicial en el que enmarcas la película.
A mi coguionista Carlo Salsa le encantan los juicios mediáticos. La idea de utilizar un telón de fondo de thriller para contar una historia de paso a la adultez dentro de un contexto familiar concreto llamó nuestra atención desde el principio. El hecho de que la película adoptara también la forma de una crítica a mi generación, que ha creado un mundo muy complicado de descifrar, resultó inevitable. Se trata de una generación a la que le cuesta dar el paso hacia la adultez, una generación que se guía a ciegas por unos códigos totalmente dependientes de la apariencia y la estética. Esto es lo que provoca el cortocircuito con la generación venidera y constituye el origen de la dinámica de la película.

Sobre todo porque los jóvenes de hoy en día se comunican esencialmente a través de imágenes y emoticonos.
No es un problema para ellos, porque nacieron con ello, no como las generaciones que experimentaron el cambio que trajo consigo la llegada de las redes sociales. El uso de estas redes sociales puede suponer un problema para mi generación, para las personas de entre 45 y 50 años. Los jóvenes, sin embargo, lo utilizan para encontrar su propio y nuevo lenguaje. Me gusta pensar que poseen las herramientas necesarias para ser capaces de analizar las complicaciones que puedan surgir de las redes sociales y progresar.

La madre de la protagonista parece avergonzarse del cuerpo de su hija, pero también hay jóvenes que hacen lo mismo.
Las jóvenes que se ríen de la protagonista en la playa han aprendido ese comportamiento de las personas adultas que las rodean. Es cierto que, a esa edad, la desfachatez puede parecer maldad, pero eso no convierte a este tipo de gente en malas personas.

¿Qué criterio utilizaste a la hora de elegir a las dos jóvenes actrices que interpretan a Veronica y Giada?
La película requería una protagonista que pudiera transmitir la inconsciencia propia de esa edad. Los castings en la calle nos parecieron la mejor opción. Iniciamos nuestra búsqueda por Génova y sus alrededores, y así fue como dimos con nuestra protagonista, Margherita Corradi. A continuación, al mirar en sus cuentas de las redes sociales y ver que formaba parte de un numeroso grupo de amigos, decidimos jugar un poco, como si se tratara de un rompecabezas, así que empezamos otro proceso de selección enfocado únicamente a sus diferentes amigos. Así fue como encontramos a Giorgia Frank, que interpretaría a Giada, la mejor amiga de Veronica. Fue la que más llamó nuestra atención por la amistad real que mantenía con Corradi. Me apropié de algunas de sus dinámicas, como la forma en que se abrazan, por ejemplo. A los 17-19 años, las amistades tan intensas siempre conllevan cierta ambigüedad: una depende de la otra y hay una atracción física que no implica necesariamente homosexualidad.

Luca Guadagnino también fue uno de los productores de tu segundo trabajo, Padroni di casa. ¿Hasta qué punto se involucró en este tercer proyecto?
Somos muy buenos amigos. Yo ya había empezado a trabajar con Olivia Musini, de Cinemaundici. En cuanto terminé de escribir el guion, le pedí a Luca que le echara un vistazo, casi por obligación, para conocer la opinión de alguien a quien respetaba y admiraba. Una cosa llevó a la otra y, al final, la empresa de Luca, Frenesy, se unió a las productoras que ya estaban trabajando con nosotros.

(Traducción del italiano)

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