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NAMUR 2023

Yolande Moreau • Diretora de La Fiancée du poète

"Me gusta hablar de cosas serias o profundas, pero a través de la risa"

por 

- Entrevistamos a la actriz y directora belga para hablar sobre su poético y melancólico cuento, una oda a las pequeñas mentiras que hacen que la existencia sea soportable

Yolande Moreau  • Diretora de La Fiancée du poète

Nos hemos sentado a hablar con la actriz y cineasta belga Yolande Moreau, que ha presentado el estreno belga de su tercer largometraje, La Fiancée du poète [+lee también:
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ficha de la película
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, en el 38.º Festival Internacional de Cine Francófono de Namur (FIFF). La película constituye al mismo tiempo un melancólico relato poético y una oda a las pequeñas mentiras que nos contamos para hacer tolerable nuestra existencia.

Cineuropa: ¿Cómo describirías La Fiancée du poète en pocas palabras?
Yolande Moreau: Se trata de una fábula poética y política en torno al deseo de embellecer nuestras vidas, a la necesidad de decir pequeñas mentiras para hacer nuestra vida más agradable.

¿Quién es Mireille, la famosa prometida?
Es una joven de 70 años que vuelve al hogar familiar tras cuarenta años de ausencia, un hogar que abandonó para seguir al poeta del que se enamoró. Ha sufrido algunos reveses y está un poco desencantada con la vida. Encuentra la casa en su estado original y busca inquilinos que la ayuden a sufragar los gastos. Este regreso a casa permite a Mireille revivir su juventud. La idea de que una persona de 70 años interpretara a una prometida me llamó la atención desde el principio.

La protagonista se topa con otras personas que también están solas, con hombres que esconden un secreto distinto cada uno y acaban convirtiéndose en su nueva familia.
Quería empezar por explorar las farsas, las pequeñas modificaciones que introducimos en la verdad con el fin de llevar una vida más feliz. Cada uno de mis protagonistas se caracteriza por una especie de dualidad. Hay un turco sin papeles que se hace pasar por estadounidense —un suplantador, un farsante—. Todo es falso en la película, y era por ahí por donde quería empezar. Me considero una apologista del engaño y la mentira cuando sirven para hacer la vida más llevadera. La semana pasada, un espectador me dijo: "Ahora entiendo la diferencia entre un kilo de plumas y un kilo de plomo. Tu película es un kilo de plumas, pero sé que cuando vuelva a salir a la calle, me parecerá un kilo de plomo". La realidad es dura y necesitamos sobreponernos a ella, volver a los valores humanos, volver a poner el arte y todo lo demás en el centro de nuestras vidas. En realidad, mi cuento filosófico es como una especie de fábula, una fábula ligeramente libertaria que creo que gira en torno a la política, porque habla de creer en algo distinto a los valores capitalistas que nos imponen. Nos incita a salirnos del camino establecido.

Estas pequeñas mentiras constituyen también una puerta a la belleza, a través del arte.
Me vino a la cabeza en numerosas ocasiones el pianista al que se le ocurrió ponerse a tocar el piano entre las ruinas de Siria. ¿Por qué nos llama tanto la atención? Porque representa la elegancia, la belleza y el alma en medio de la carnicería creada por la humanidad, y eso es algo que nos hace falta a todos.

¿Crees que escribir el guion de tu propio papel te ha permitido explorar otros campos de la ficción?
Desde luego, me permití el lujo de escribir la historia de Mireille para luego ser yo quien interpretara al personaje. Me llevó un tiempo averiguar por qué quería contar esta historia. Lo que me llamaba la atención era el sueño que se esconde tras todos estos farsantes. Cuando rodamos Quand la mer monte…, conocimos al doble de Johnny Halliday. Llevaba tantos años disfrazándose de Johnny que casi podíamos decir que estaba viviendo su vida. Sin embargo, aunque se trataba de algo bastante chocante, él disfrutaba mucho haciéndolo, y eso me pareció fascinante.

Mireille se crea una familia "falsa", una nueva familia.
Sí, de hecho Cyril, el joven pintor al que acoge, le dice: "Lo que tenemos aquí es un poco como una familia, pero más subversiva". Técnicamente, es una casa compartida que ella crea para sí misma, como diríamos hoy en día, pero en realidad se convierte más bien en una pequeña comunidad que reúne a personas muy diferentes, todas un poco marginadas, cada una con su pequeña dualidad. Y también está la cabeza de ciervo, un personaje en sí mismo con el que vuelve a conectar. De niños, tenemos una imaginación muy viva. La película escenifica el reencuentro con el ciervo con el que hablaba de niña, escenifica cómo Mireille se confía a él, entre otras cosas porque el ciervo encarna la sabiduría y la renovación.

La película tiene un tono muy melancólico.
La verdad es que no pensé en el tono al principio, pero se trata de un registro que siempre me ha fascinado; en Les Deschiens y en la obra de Jérôme Deschamps, se exploran temas serios de forma desenfadada. Me gusta eso de hablar de cosas serias o profundas a través de la risa.

(Traducción del francés)

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