Crítica: Wind, Talk to Me
- En su primer largometraje, Stefan Đorđević se despide de su madre con una docuficción de gran potencia artística
Stefan Đorđević empezó su carrera artística como actor no profesional en Tilva Rosh (2010), de Nikola Ležaić, donde interpretó uno de los papeles principales. Después, filmó, escribió y dirigió varios cortometrajes y vídeos musicales, a menudo colaborando con sus amigos y familiares. Su primer largometraje, Wind, Talk to Me [+lee también:
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ficha de la película], acaba de estrenarse en la Tiger Competition del IFFR. Esta docuficción podría ser la película más completa y personal de Đorđević hasta la fecha, y dado que el autor y protagonista aborda la muerte de su madre, probablemente no había otra manera de hacerlo.
Sin embargo, Đorđević abre su película de forma semiabstracta, con un primer plano tenue y natural de su mano tocando un árbol mientras le reza al viento. En realidad, está de camino a su pueblo natal, y la parada que hace con su coche lo lleva a encontrarse con un policía que le da una advertencia. Salta a la vista su estado de preocupación, que se agrava cuando atropella accidentalmente a un perro callejero.
En casa, toda la familia se ha juntado: su abuela y su abuelo, su hermano, su tía, su prima y sus sobrinos. Todos echan de menos a su madre, Negrica, pero tratan de no desanimarse. Él probablemente la echa de menos más que nadie, no solo por razones personales, sino también porque ella era la protagonista de un proyecto documental que tenía entre manos y nunca llegó a terminar. Y lo cierto es que su madre tenía un carácter irremplazable: una mujer de espíritu libre y mente abierta que vivía en una caravana a las afueras del pueblo, en el bosque y a orillas del lago. Vivía según sus propias reglas y creencias poco convencionales.
El plan de Stefan consiste en mudarse a la caravana, pasar un tiempo allí e intentar terminar la película, de alguna manera. Quizás el primer paso para ello sea curar y adoptar al perro que atropelló. La familia está dispuesta a apoyarlo y a ayudarle con su propósito, pero sus estallidos hacia ellos constituyen pruebas irrefutables de que sus heridas son más profundas de lo que parecen.
Hasta ese punto de la película, todo parece un documental autobiográfico, con algunas imágenes antiguas que se mezclan en las capas más profundas y que son perfectas para que los espectadores entiendan el vínculo del director con su madre y el vacío que siente ahora que ella ya no está. Pero la manera en que “dirige” a los miembros de su extensa familia como si fueran actores secundarios abre una nueva capa metacinematográfica, y por eso Wind, Talk to Me se desarrolla como una película de ficción pequeña, íntima, pero también universal.
El trabajo artístico continúa en el aspecto técnico, con el director de fotografía Marko Brdar aportando una mirada externa tanto a la dinámica familiar como al entorno. El diseño de sonido de Julij Zornik realza sutilmente los sonidos de la naturaleza, mientras que la banda sonora atmosférica con sintetizadores de Ivan Judaš acentúa la emoción. El ritmo, marcado por la labor de montaje conjunta de Tomislav Stojanović y Dragan von Petrović, es deliberadamente pausado y resulta muy natural a la hora de reflejar los procesos de duelo y superación. Al final, Đorđević logra convertir Wind, Talk to Me en una película cautivadora, tanto sobre su madre como sobre él mismo lidiando con su ausencia.
Wind, Talk to Me es una coproducción entre Serbia, Croacia y Eslovenia, de la que se ha encargado Non-Aligned Films en coproducción con Katunga, Spok Films, Restart y Staragara. Las ventas internacionales de la película corren a cargo de Heretic.
(Traducción del inglés)
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