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VENECIA 2024 Fuera de competición

Crítica: Riefenstahl

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- VENECIA 2024: Andres Veiel firma un complejo análisis de la vida de la directora alemana Leni Riefenstahl y examina la eficiencia de los intentos de reescritura de la historia

Crítica: Riefenstahl

Películas estándar de 8 mm, grabaciones de audio, fotos y recortes de revistas por miles… Este es el legado de alguien que ha vivido una vida plena. “Mi vida ha sido muy dura, pero también muy rica”, dice la persona en cuestión en un breve extracto de una entrevista. Sonaría bastante bien si no fuera por el hecho de que la autora de estas declaraciones no es otra que la directora alemana Leni Riefenstahl, famosa por su relación con el Tercer Reich. La cineasta preferiría que su ajetreada vida cayera en el olvido, pero Andres Veiel, cuyo documental titulado Riefenstahl [+lee también:
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ha sido estrenado en la competición oficial de la 81.ª edición del Festival de Venecia, no parece tener intención de concederle tal deseo.

La luz azul, el largometraje que la directora alemana realizó en 1932, es la obra por la que a ella le gustaría ser recordada, pero lo que verdaderamente definió su carrera fueron las películas El triunfo de la voluntad y Olimpiada, en las que salta a la vista su estética fascista (con la imagen de cuerpos jóvenes, fuertes y bellos) y la fetichización de las ceremonias nazis, así como sus estrechos vínculos con el propio Adolf Hitler. Hoy en día se debate si el arte puede separarse del artista que lo hace. En el caso de Riefenstahl, está claro que sus obras no habrían existido de no ser por sus tendencias políticas.

Esta conexión, no obstante, fue negada hasta la saciedad por la cineasta en la posguerra. Las imágenes de ella explicando con orgullo que había editado hábilmente una obra al ritmo de una canción militar, y todo ello al tiempo que los jóvenes que aparecían en pantalla llevaban esvásticas, son difíciles de olvidar. Su herencia, que tan cuidadosamente ha curado para contar su historia a su manera, puede acentuar u omitir ciertas cosas, pero irónicamente significa que ella está tanto más en la cuerda floja.

Veiel se basa en gran medida en momentos como sus llamadas telefónicas con Albert Speer sobre cómo rentabilizar el interés del público por ella. Hay varios momentos no emitidos de entrevistas en los que pierde los papeles con un interlocutor que señala sus declaraciones contradictorias. También hay numerosas grabaciones de llamadas de personas que están de su parte. “Recibía órdenes, y lo único que hice fue cumplir con mi deber”. Esta es una justificación que hemos oído con bastante frecuencia por parte de personas cercanas al régimen.

¿Por qué conservar imágenes en las que niega los pogromos de noviembre y afirma que la palabra “nazi” no se utilizaba a principios de los años 30? Se trata de momentos clave cuya evocación aquí es ambigua, porque Veiel deja que su narración intervenga o corrija el plano en ciertas ocasiones y, sin embargo, da rienda suelta a Riefenstahl para hablar en otras. Aunque resulta obvio que su negación y sus mentiras se han convertido en su verdad, la película cobra fuerza cada vez que es sorprendida “in fraganti” por montajes que refutan sus palabras.

Un ejemplo de ello es cuando afirma que Le Triomphe de la volonté trataba de la paz, mientras que en un extracto Rudolf Hess habla de “pureza de raza”. Veiel subraya sus vínculos con la esterilización forzosa de Willy Zielke (el cámara de Les Dieux du stade), el hecho evidente de que reclutó a gitanos de un campo de internamiento para que fueran extras que luego fueron masacrados, o que probablemente vio cómo ejecutaban a judíos un día que estorbaban en un set de rodaje al aire libre.

Lo que Riefenstahl sentía, sabía o creía exactamente se ha perdido en el tiempo y en sus fantasías. Sin embargo, esas fantasías, ese esfuerzo por plantear el discurso que más le convenía con tanta energía que acababa convirtiéndose en su divertida verdad, podrían calificarse hoy de fake news. Y lo peor de todo es que es algo que sigue funcionando a las mil maravillas. Como denominador común, eso es precisamente lo que Veiel trata de conseguir con este documental, examinar lo eficaces que siguen siendo, a día de hoy, las personas que intentan reescribir la historia.

Riefenstahl ha sido producida por la alemana Vincent Productions GmbH, y las ventas internacionales de la película corren a cargo de Beta Cinema GmbH.

(Traducción del inglés)

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