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PALIĆ 2024

Crítica: 8 Views of Lake Biwa

por 

- El director estonio Marko Raat crea un peculiar y único mundo espiritual en su nuevo largometraje

Crítica: 8 Views of Lake Biwa

En un principio, existía la tradición artística de las series de pinturas de las ocho vistas, originariamente chinas pero más conocidas como japonesas. Los ocho elementos son siempre los mismos: el barco que regresa, la nieve al anochecer, el tiempo despejándose, y así sucesivamente, independientemente de la variante exacta. Biwa, el mayor lago de agua dulce de Japón es la localización y el “protagonista” de la serie de “ocho vistas” más conocida. Ha habido intentos, normalmente por parte de occidentales orientalistas fascinados por Japón, de inventar románticas historias de amor detrás de cada cuadro de la serie. Uno de esos libros llegó a manos del director de cine estonio Marko Raat, quien ha usado como fuente de inspiración para su desafiante pero gratificante película 8 Views of Lake Biwa. La película se ha estrenado este año en el IFFR y ha sido seleccionada para el programa Parallels y Encounters del Festival de Cine Europeo de Palić.

En la introducción, Raat intenta establecer el mundo de una comunidad pesquera junto al lago. Propensa a tener pensamientos mágicos e irracionales, y a construir los personajes que la habitan, con sus costumbres, creencias y formas de vida. En gran parte, se apoya en plegarias y narraciones de voz en off, susurradas, que revelan algunos de los pensamientos internos de los personajes, lo que, junto con tomas meditativas y poéticas de la naturaleza que les rodea, canaliza el estado de ánimo de la obra del siglo XXI de Terrence Malick. Una vez que la historia comienza a desarrollarse, tras un accidente de barco del que solo sobreviven un pescador y una adolescente, Raat impone una estructura de ocho capítulos, cada uno titulado con el nombre de cada una de las pinturas, a pesar de que las conexiones entre las pinturas y la construcción narrativa de Raat son delgadas y ligeras.

La trama en sí gira en torno a un grupo de personas que incluye a la profesora del pueblo (Tiina Tauraite, a la que pudimos ver en The Invisible Fight [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película
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), la estudiante superdotada Haneke (Elina Masing en su primer papel en la gran pantalla), y a su padre, el inspector de pesca local y figura de autoridad Roman (Hendrik Toompere), y sus respectivas parejas y amigos, que vemos después de la tragedia. Ese suceso los lleva a distintos lugares y los trae de vuelta a la comunidad, transformando las relaciones entre sus miembros y revelando cada vez más información sobre el mundo que los rodea. Cada punto de la trama tendría poco sentido si se analizara a través del filtro de la lógica común, pero parecen perfectamente lógicos en este mundo donde un ferry va desde Narva (Estonia), pasando por Víborg (Rusia), hasta Sapporo (Japón). Allí se encuentra la granja eólica más grande del mundo, situada en un lago y funciona como atracción turística. Su galería es un templo en donde las personas viudas encuentran una estatua que les recuerda a sus seres queridos perdidos, y donde un sistema de creencias, símbolos e iconografía combina las antiguas tradiciones del protestantismo, la cristiandad ortodoxa y el zen.

Con su ritmo desigual, pero en su gran mayoría meditativo, y su simbolismo críptico, que puede resultar excesivo y sin sentido, nada en 8 Views to Lake Biwa debería funcionar por sí mismo, y mucho menos en su conjunto, pero sorprendentemente lo hace. Esto puede explicarse por la belleza del paisaje visual de la película, con el lago Peipsi que divide Estonia de Rusia, captado por el director de fotografía Sten Johan Lill, el eclecticismo del diseño de producción de Krisrina Lõuk y el vestuario de Ret Aus, así como la riqueza del paisaje auditivo gracias a la música neoclásica de Jakob Juhkam y el diseño de sonido de Karri Niinivara.

La otra razón es la actuación de todos los miembros del reparto, desde los papeles principales hasta los más pequeños, bajo la dirección del director, en los límites del realismo psicológico, que da lugar a que las emociones fluyan de forma convincente entre los personajes. Sin todo ello, 8 Views of Lake Biwa podría haber caído fácilmente en el territorio de la nueva era de la pseudofilosofía, la peculiaridad en sí misma o, en un reino de un cuento de hadas absurdo. En lugar de eso, es una de las películas más originales del año y puede ser incluso una auténtica obra maestra.

8 Views of Lake Biwa es una coproducción estonia-finesa de las compañías Allfilm y Bufo. La británica Film Republic se ocupa de las ventas internacionales.

(Traducción del inglés por Paula López Pastor)

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