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PALIĆ 2024

Crítica: Le Dernier des Juifs

por 

- En su primer largo como director, Noé Debré utiliza la historia de la última familia judía de Seine-Saint-Denis para enviar un mensaje de calidez, amistad y humanidad

Crítica: Le Dernier des Juifs
Agnès Jaoui y Michael Zindel en Le Dernier des Juifs

Son muchos los espectadores a los que puede que el nombre de Noé Debré les resulte familiar, al menos como uno de los guionistas de títulos tan conocidos como Dheepan [+lee también:
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, la película de Jacques Audiard que fue galardonada con la Palma de Oro en Cannes 2015, y Cuestión de sangre, de Tom McCarthy, la película de suspense transatlántica de 2021 que fue protagonizada por Matt Damon. Tras varios esfuerzos como director en el formato de cortometraje, Debré debuta en el mundo de los largometrajes con Le Dernier des Juifs. La película, que ya se ha estrenado en Francia y Bélgica y no tardará en ser distribuida en más territorios, ha sido presentada en la competición oficial del Festival de Cine Europeo de Palić.

Tanto el título original como el internacional (A Good Jewish Boy) hacen referencia al protagonista de la película, Ruben Bellisha (el prometedor Michael Zindel en una interpretación de las que marcan un antes y un después en la carrera como actor), un joven de veintipocos años que vive en el barrio parisino de Seine-Saint-Denis junto con su madre Giselle (la actriz y directora Agnès Jaoui, de Para todos los gustos y Como una imagen [+lee también:
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), que está enferma. Los dos son los últimos judíos de un barrio cuyos habitantes son principalmente inmigrantes y musulmanes. Por todo ello, Giselle, que se ve incapaz de hacer frente al cambio de su entorno y teme que el desarrollo del conflicto entre Palestina e Israel se extienda también al barrio, le sugiere a su hijo la idea de mudarse ambos a otro sitio.

Sin embargo, Bellisha es un joven tan agradable y con un comportamiento tan infantil que no hay quien no le tenga cariño en el barrio, si bien también es cierto que en general piensan que no tiene poder de decisión sobre su propia vida. Sale en secreto con su vecina árabe casada Mira (Eva Huault) y no hace más que contarle mentirijillas a su madre, que está obsesionada con la certificación kosher. Podría probar varias trayectorias profesionales, como seguir los pasos de su primo Asher (Solal Bouloudnine) y convertirse en un exitoso comercial de viajes, o trasladarse a Israel y alistarse en el ejército, o a Alsacia, donde podría convertirse en conserje de una sinagoga local, o incluso quedarse en el barrio y ejercer la función de “representante judío” de las autoridades municipales. Con Giselle cada vez más débil, el momento de tomar una decisión está cada vez más cerca.

En lo que respecta a la comedia, la película se apoya sobre todo en la improvisación de los actores para enfatizar ciertos rasgos de sus personajes, lo cual resulta un poco exagerado en ciertas ocasiones, pero no hasta el punto de perjudicar a la película en su conjunto. El cuanto a la fotografía, el uso por parte de Boris Lévy de tonos típicamente parisinos le sienta de maravilla a la película, mientras que la variada música de Valentin Hadjadj se interpreta siempre con un efecto emocional preciso y claramente definido, si bien es cierto que los estallidos son demasiado breves para llegar a resultar realmente molestos. El montaje de Géraldine Mangenot también contribuye positivamente a la película, ya que mantiene en todo momento un ritmo atractivo y logra una duración compacta de menos de 90 minutos.

Debré y su coguionista Élie Benchimol (que también aparece en pantalla en el papel de un rabino de YouTube) establecen un tono cálido que dota de equilibro a la mezcla de comedia y drama desde el principio, recurriendo a veces al recurso del narrador en off, que añade a la película ciertas cualidades de cuento de hadas. De hecho, consiguen mantener ese tono equilibrado incluso más adelante, cuando la comedia de las entrañables travesuras de Bellisha empieza a dar paso a un drama que va adquiriendo cada vez más matices oscuros y sombríos. Todo esto convierte Le Dernier des Juifs en una agradable experiencia visual y una forma eficaz de transmitir un mensaje profundamente humanista. A veces puede parecer ingenua, como su protagonista, pero la calidez y el humanismo que desprende son innegables.

(Traducción del inglés)

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