Una vez en un seminario sobre el cáncer, hablamos sobre la cifra de muertes al año, el profesor nos planteó que esta cifra solo refleja a la persona que ha muerto, pero habría que pensar en todas las personas la cual ha repercutido esa pérdida: familiares, amigos, compañeros… Y este corto busca incidir en esta idea, la pérdida que provocan estos tiroteos escolares. Es cierto que puede pecar de minimalista este corto, puede que sus autores lo que buscaban era representar el vacío que ha dejado la pérdida y lo difícil que va a ser recuperarse de ella y es que no hay más doloroso en la vida que la muerte de un hijo y espero que nunca tenga que vivirlo. Solo puedes imaginarte o hacerte una ligera idea de lo que ello supone.
Hay que reconocer que este corto logra su cometido de hacer reflexionar sobre estos actos, y si el mundo fuera perfecto puede que alguien lo vea e intente poner fin a estas muertes sin sentido.

Hermosa y modesta miniatura de animación, poco más que una instantánea que condensa todo el dolor al que se enfrentan unos padres que se ven privados de su hija. Minimalista solo en apariencia, sin diálogos y con un uso magistral de la música, algunos ven este cortometraje como pieza política intentando conmover conciencias, pero yo creo que es otra cosa; es la plasmación de ese dolor que es un abismo más que otra cosa, un dolor que solo pensar en él produce vértigo. Un vértigo inasumible de consecuencias muchas veces devastadoras para los supervivientes, y que esta producción documenta, asistiendo el espectador a sus intentos por recomponer los trozos y seguir adelante de alguna manera.

Y es que, como decía el poeta César Vallejo, "Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… ¡Yo no sé!".

De eso y no de otra cosa es de lo que trata este corto.

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Aquí estoy abierto en canal a las tres de la madrugada, llorando en el sofá. Creo que esta película tiene dos visionados: el de la mayoría, y el de los que hemos pasado por algo así.

Afortunadamente el amor entre mi mujer y yo es fuerte y no hemos pasado por lo que este cortometraje deja entrever, las discusiones y la necesidad de buscar un culpable, algo que pasa a muchas parejas cuando se pierde un hijo.

He sentido el dolor que la película transmite porque lo conozco, porque lleva dentro de mí ya más de tres años, y aunque yo tengo dos pequeños por los que preocuparme el dolor siempre está ahí, aprendes a ocultarlo y a dejarlo salir cuando corresponde para que no te coma por dentro, para que te permita seguir disfrutando de los que siguen aquí.

Llevo muchos años recurriendo a Filmaffinity para todo pero ésta es mi primera crítica (si se le puede llamar así a lo que estoy escribiendo), siento que sea tan mal rollera, pero creo que algunos papás y mamás se van a ver identificados y espero que les ayude saber que somos más y nos entendemos, y que aunque no se sabe lo que es perder un hijo si no te ocurre, es importante volcarse en el amor que te une a tu pareja para que no te acabe destrozando.

A mí hija Natalia, te quiero.

Este corto te cala con un suceso que pasa demasiado y los sentimientos que transmite.
Los directores transmiten bien el mensaje que quieren dar, empatizas con los padres y llegar a sentir su dolor.
Llegas a empatizar con la historia y personajes, pero no nos hacemos una idea de lo que es pasar por ello aunque la historia consigue que lo entendamos.
La banda sonora en este corto es muy importante ya que no hay voces, esta presente durante todo el corto y transmite los sentimientos de los personajes.
El diseño es simple, pero es ahí donde esta su punto fuerte ya que es muy original usando las sombras.
El diseño no se si sera hecho a mano, pero lo parece y queda muy bien.
En general, este corto consigue empatizar contigo y que entiendas los sentimientos de sus personajes.

12 minutos son suficientes para quitar el alma y presentar una realidad que vivimos todos alrededor del mundo. La pérdida de un ser querido.