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Voto de Balan O'Hara:
2
Voto de Balan O'Hara:
2
6,1
17.601
Fantástico. Acción. Ciencia ficción
Adaptación cinematográfica del héroe creado por Steve Englehart y Jim Starlin en 1973, un personaje mitad chino, mitad americano, cuyo característico estilo de combate mezclaba kung-fu, nunchacos y armas de fuego. (FILMAFFINITY)
4 de septiembre de 2021
4 de septiembre de 2021
49 de 88 usuarios han encontrado esta crítica útil
Últimamente observo un excesivo culto, a veces casi religioso, a Marvel Studios y a la continuidad en su universo. Los fans parecen exigir un universo coherente que, en mi opinión, merma las posibilidades de algunos personajes Marvel carismáticos... como Shang Chi. Aclaro que he sido y soy un asiduo lector Marvel y que sigo todas sus producciones cinematográficas y televisivas, la mayoría de ellas muy interesantes.
En 1973 nació el personaje de Shang Chi de la mano del guionista Steve Englehart y del dibujante Jim Starlin. Por aquel entonces Marvel poseía los derechos de los personajes de las novelas de Sax Rohmer dedicadas al villano Fumanchú, cuya personalidad ha sido imitada para crear otros villanos como el Mandarín o el malvado emperador Ming en los cómics de Flash Gordon. Shang Chi era hijo del mismísimo Fumanchú y tuvo colección regular de comics hasta 1983, cuando Marvel perdió los derechos de los personajes de Sax Rohmer. A partir de entonces ya no se podía mencionar a Fumanchú ni a otros personajes perversos como Fah Lo Suee, otra hija de Fumanchú y hermana mayor (muy mayor) de Shang Chi.
Los intentos de rescatar al personaje tras esa etapa gloriosa fueron infructuosos. Además se daba el caso de que al principio, Shang Chi era también el personaje narrador de sus cómics en los que sus pensamientos de filosofía oriental acompañaban a las viñetas y les proporcionaban cierta profundidad. En aquellos años también triunfaba la serie de televisión Kung Fu, interpretada por David Carradine, que daba más importancia a la reflexión frente a la acción.
Shang Chi se movía entre la filosofía y la acción, a veces exagerada en algunas etapas, con guiones y escenarios propios del mismo James Bond gracias al talento artístico de Paul Gulacy y al guionista Doug Moench, porque Shang Chi trabajó para el servicio secreto inglés gracias a su conexión con Sir Denis Nayland Smith (otro personaje creado por Sax Rohmer), el archienemigo de Fumanchú.
Shang Chi no tenía superpoderes, no los necesitaba. Su dominio de cuerpo y mente era perfecto.
Encantado, en principio, con la propuesta cinematográfica asistí expectante a la proyección de la película para ver un producto Marvel olvidable a pesar de los efectos especiales. Un Shang Chi desatinado y desubicado, una fantasía innecesaria y un intento de encajar con calzador la historia en la continuidad Marvel. Personajes absurdos como el que interpreta Ben Kingsley o la pareja del protagonista (un bufón horrible) o el mismo padre de Shang Chi, alejado del mítico Fumanchú o del Mandarín original, poco consistente y nada creíble a pesar del trabajo del actor que lo interpreta.
El personaje daba para mucho más y se ha perdido una oportunidad en aras del consumo fácil y del espectáculo fantástico que evita la reflexión, porque si reflexionamos sobre lo que hemos contemplado se le ven las tripas al juguete roto que es la película.
En fin, otra vez será.
En 1973 nació el personaje de Shang Chi de la mano del guionista Steve Englehart y del dibujante Jim Starlin. Por aquel entonces Marvel poseía los derechos de los personajes de las novelas de Sax Rohmer dedicadas al villano Fumanchú, cuya personalidad ha sido imitada para crear otros villanos como el Mandarín o el malvado emperador Ming en los cómics de Flash Gordon. Shang Chi era hijo del mismísimo Fumanchú y tuvo colección regular de comics hasta 1983, cuando Marvel perdió los derechos de los personajes de Sax Rohmer. A partir de entonces ya no se podía mencionar a Fumanchú ni a otros personajes perversos como Fah Lo Suee, otra hija de Fumanchú y hermana mayor (muy mayor) de Shang Chi.
Los intentos de rescatar al personaje tras esa etapa gloriosa fueron infructuosos. Además se daba el caso de que al principio, Shang Chi era también el personaje narrador de sus cómics en los que sus pensamientos de filosofía oriental acompañaban a las viñetas y les proporcionaban cierta profundidad. En aquellos años también triunfaba la serie de televisión Kung Fu, interpretada por David Carradine, que daba más importancia a la reflexión frente a la acción.
Shang Chi se movía entre la filosofía y la acción, a veces exagerada en algunas etapas, con guiones y escenarios propios del mismo James Bond gracias al talento artístico de Paul Gulacy y al guionista Doug Moench, porque Shang Chi trabajó para el servicio secreto inglés gracias a su conexión con Sir Denis Nayland Smith (otro personaje creado por Sax Rohmer), el archienemigo de Fumanchú.
Shang Chi no tenía superpoderes, no los necesitaba. Su dominio de cuerpo y mente era perfecto.
Encantado, en principio, con la propuesta cinematográfica asistí expectante a la proyección de la película para ver un producto Marvel olvidable a pesar de los efectos especiales. Un Shang Chi desatinado y desubicado, una fantasía innecesaria y un intento de encajar con calzador la historia en la continuidad Marvel. Personajes absurdos como el que interpreta Ben Kingsley o la pareja del protagonista (un bufón horrible) o el mismo padre de Shang Chi, alejado del mítico Fumanchú o del Mandarín original, poco consistente y nada creíble a pesar del trabajo del actor que lo interpreta.
El personaje daba para mucho más y se ha perdido una oportunidad en aras del consumo fácil y del espectáculo fantástico que evita la reflexión, porque si reflexionamos sobre lo que hemos contemplado se le ven las tripas al juguete roto que es la película.
En fin, otra vez será.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Un pueblo perdido en otra dimensión que custodia una guarida oscura? Lo del bosque de bambú agresivo no hay por dónde cogerlo.
¿Dragones míticos que solo se pueden vencer con magia?
¿Un amor poco definido que transforma mil años de maldad?
¿Magias ancestrales absurdas?
¿No hemos viso esta historia demasiadas veces ya y contada mucho mejor?
¿Y esta hermana de Shang Chi, que no se parece en nada a Fah Lo Suee, qué pinta en todo esto?
Este Shang Chi lo han cambiado tanto que no se reconoce y a mí me interesa bien poco.
¿Dragones míticos que solo se pueden vencer con magia?
¿Un amor poco definido que transforma mil años de maldad?
¿Magias ancestrales absurdas?
¿No hemos viso esta historia demasiadas veces ya y contada mucho mejor?
¿Y esta hermana de Shang Chi, que no se parece en nada a Fah Lo Suee, qué pinta en todo esto?
Este Shang Chi lo han cambiado tanto que no se reconoce y a mí me interesa bien poco.