Dejando de lado la incuestionable excelencia de Los Vengadores, especialmente en sus dos últimas entregas, Infinity War y Endgame (dos de las mejores películas de superhéroes jamás hechas), sin duda Marcel consigue sus mejores resultados cuanto menos en serio se toma todo y más humor y sencillez introduce. Buen ejemplo de ello son Thor: Ragnarok, por supuesto Guardianes de la Galaxia e incluso los Spiderman de Jon Watts
Y ese es también el punto más fuerte de Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos. Ese y que se queda en las dos horas justas de metraje, algo muy de agradecer, porque le permite ir directa al grano. Se trata de una cinta mucho más divertida, simpática y, en una palabra, distendida que, por ejemplo, la decepcionante Eternals. Sabiéndose, en principio, un Marvel "menor", Shang-Chi consigue destacar precisamente por eso, porque su falta de ambición y su foco en el entretenimiento puro dan como resultado un auténtico crowd pleasure de lo más entretenido y espectacular. Y si a eso le sumamos el respeto con que se retrata la cultura asiática, su vistoso colorido (ver la batalla final) y la aparición de algunos de los pesos más pesados del cine oriental (Tony Leung y Michelle Yeoh, poca broma) acompañando a unos excelentes Simu Liu (muy carismático), Awkafina y Meng'er Zhang, nos queda una cinta muy agradable y sin duda la mejor de la Fase Cuatro hasta la fecha.

Lo mejor: Su sencillez, los actores, la fotografía y lo bien que cumple con sus objetivos.
Lo peor: Es, efectivamente, un Marvel "menor", aunque esa circunstancia también juega a su favor.