La serie original de HBO Latinoamérica, Mandrake, es un homenaje a Rubem Fonseca, ya que no a Río. Y advierto ello porque muchos podrían decir que dadas las locaciones, lo que vemos es el testimonio de una ciudad grandiosa, pero no. Aquí lo que resalta es la idea de Fonseca de despertar a una ciudad que duerme mientras sus políticos se corrompen, sus mujeres se prostituyen y sus muchachos se hacen hampones. Obvio, una ciudad no solo es eso, aunque las tendencias metropolitanas tiendan a incrementar estas características, pero eso es lo que narra Rubem Fonseca en sus libros y eso es lo que su hijo, José Henrique, ha querido hacer al llevar los guiones a esta serie que, de lo que he visto, podría ser la mejor producción de HBO en el Brazil.
Mandrake es un abogado criminalista que sabe arreglárselas para deshacer entuertos bien torcidos. Suena un poco quijotesco, es cierto, pero es el devenir de una historia en la que este Quijote brazilero tiene sus múltiples mujeres para ir capítulo a capítulo recordándonos de qué está hecho un don Juan. Maduras, jóvenes y hasta adolescentes quieren llevárselo a la cama, y él, creíblemente, sabe cómo hacerlas sentir mujeres en tiempos de tanto desbarajuste en los roles amatorios.
Se echa de menos, eso sí, unas tramas mucho más elaboradas dadas las condiciones de la realización actual de series; pero no, este es el estilo clásico de series en las que cada capítulo puede verse independientemente con sus propio desarrollo y sus amores rescatados. Por lo demás, es una obra divertida y emocionante.