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Voto de mpt:
7
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7
6,4
6.947
17 de enero de 2025
17 de enero de 2025
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jesse Eisenberg (La red social) dirige, escribe y protagoniza su segundo largometraje tras Cuando termines de salvar el mundo (2022).
Eisenberg nos presenta la historia de dos primos que se reencuentran tras mucho tiempo para viajar a Polonia, la tierra natal de su abuela recién fallecida.
Nos encontramos ante una película de guion y actores. Durante su escasa hora y media, la historia nos ofrece un viaje por rincones de Polonia como si se tratará de una road movie polonesa y en la que sus personajes van sacando sus lados más personales, sus miedos, sus traumas, sus aspiraciones y sus creencias.
Es por eso que hay que destacar por encima de toda la interpretación de sus dos principales protagonistas, el mismo Jesse Eisenberg y Kieran Culkin (Succession), hermano de Macaulay Culkin (Solo en casa) y que va recogiendo premios por donde pasa y ya dislumbra los Oscar en el horizonte.
Tal como hemos dicho, el guion corre a cargo otra vez del mismo Eisenberg, y en todo momento sabe manejar el tono dramático y cómico sin perder ritmo y frescura. A nivel cómico destacaría la escena en el tren, y a nivel dramático la escena en el bar con el resto de actores donde el personaje de Eisenberg se sincera a cerca de él y su primo, y la escena en el campo de concentración.
Si bien elogiamos el tono mesurado y contenido del guion, hecho en falta algún que otro momento cómico, dando más juego al resto de secundarios que acompañan a los protagonistas. Su presentación al inicio de la película daba lugar para más, pero Eisenberg prefiere centrarse en sus dos protagonistas principales.
Los acompañantes son usados para el director como excusa para criticar y reflexionar a cerca del turismo masificado que se consume sin tener en cuenta la población y vida local.
En definitiva, A real pain es una más que correcta película a cerca del duelo, del dolor, la soledad, la familia y las expectativas cumplidas y no cumplidas de la vida. 89 minutos que resultan fáciles de ver y que, a pesar de dejar un regusto amargo, uno sale del cine sabiendo que ha visto una sencilla pero profunda película.
Eisenberg nos presenta la historia de dos primos que se reencuentran tras mucho tiempo para viajar a Polonia, la tierra natal de su abuela recién fallecida.
Nos encontramos ante una película de guion y actores. Durante su escasa hora y media, la historia nos ofrece un viaje por rincones de Polonia como si se tratará de una road movie polonesa y en la que sus personajes van sacando sus lados más personales, sus miedos, sus traumas, sus aspiraciones y sus creencias.
Es por eso que hay que destacar por encima de toda la interpretación de sus dos principales protagonistas, el mismo Jesse Eisenberg y Kieran Culkin (Succession), hermano de Macaulay Culkin (Solo en casa) y que va recogiendo premios por donde pasa y ya dislumbra los Oscar en el horizonte.
Tal como hemos dicho, el guion corre a cargo otra vez del mismo Eisenberg, y en todo momento sabe manejar el tono dramático y cómico sin perder ritmo y frescura. A nivel cómico destacaría la escena en el tren, y a nivel dramático la escena en el bar con el resto de actores donde el personaje de Eisenberg se sincera a cerca de él y su primo, y la escena en el campo de concentración.
Si bien elogiamos el tono mesurado y contenido del guion, hecho en falta algún que otro momento cómico, dando más juego al resto de secundarios que acompañan a los protagonistas. Su presentación al inicio de la película daba lugar para más, pero Eisenberg prefiere centrarse en sus dos protagonistas principales.
Los acompañantes son usados para el director como excusa para criticar y reflexionar a cerca del turismo masificado que se consume sin tener en cuenta la población y vida local.
En definitiva, A real pain es una más que correcta película a cerca del duelo, del dolor, la soledad, la familia y las expectativas cumplidas y no cumplidas de la vida. 89 minutos que resultan fáciles de ver y que, a pesar de dejar un regusto amargo, uno sale del cine sabiendo que ha visto una sencilla pero profunda película.