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Bates MotelSerie

Serie de TV. Thriller. Intriga Serie de TV (2013-2017). 5 temporadas. 50 episodios. Precuela contemporánea de la película 'Psicosis', que hace un retrato íntimo de cómo se desarrolla la psique de Norman Bates durante sus años de adolescencia. Una historia con trasfondo oscuro y retorcido en la que se muestra cuán profundamente intrincada es la relación con su madre, Norma, y cómo ello ayudó a forjar a uno de los asesinos en serie más famosos de todos los tiempos. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
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polvidal Barcelona (España)
9
20 de marzo de 2013
20 de marzo de 2013
72 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos echamos a temblar con la propia concepción de la serie. Ambientar la trama en la adolescencia de Norman Bates parecía un intento más de exprimir el éxito de Psicósis que de aportar novedad alguna al panorama televisivo. Las promos comenzaron a cambiar nuestra percepción. El canal de pago A&E se moría de ganas por hacerse un hueco en el inaccesible olimpo de las series de culto y, tras el estreno el pasado lunes de Bates motel, parece que lo ha conseguido.

No era fácil cumplir las expectativas del seriéfilo exigente, sobre todo tras una intensa campaña que más que abrir el apetito incitaba a la gula. Sin embargo, la serie producida por Carlton Cuse, uno de los mandamases de Lost, no sólo ha logrado récords para la cadena reuniendo a más de tres millones de espectadores durante el estreno sino que con toda probabilidad logrará afianzarse como uno de los proyectos más sólidos de la temporada.

El motivo no es otro que una trama sencilla y que, a diferencia de Perdidos, sí decide profundizar de lleno en los personajes. Porque aquí parece que importarán menos los misterios sin resolver que la relación obsesiva de una madre con su hijo adolescente, auténtico reclamo de una serie que también cumple su función de homenaje a la obra de Hitchcock. Ese plano del motel con la siniestra casa al fondo es la primera sorpresa que Bates motel nos depara en forma de satisfactoria nostalgia.

El segundo gran shock de esta nueva propuesta llega en forma de politono. Los que hasta el momento nos creíamos situados en plenos años 50, descubriendo el origen del trastorno de personalidad múltiple de Norman Bates, nos quedamos atónitos cuando de repente entra en escena un teléfono móvil. La trama, por tanto, y aunque por muchos momentos no lo parezca, se ambienta en la época actual, en un nuevo concepto de precuela tan asombroso como sugerente. ¿Decidirán descolocarnos también con el futuro que todos le presuponemos a la madre?

Aunque lo que realmente deja con la boca abierta es el talento de Vera Farmiga, que ya desde este primer episodio pide a gritos una nominación a los Emmy, con serias posibilidades de premio gordo (cuidadito, Claire Danes, que vienen pisándote los talones). La actriz ha entendido a la perfección el cometido de su personaje, ahondar en los orígenes de la psicopatía de Norman, y es por ello que nos proporciona todo un tratado de psicología en apenas 45 minutos.

Una relación maternofilial entre la dependencia y el chantaje emocional que discurre a través de varios misterios abiertos y con el trasfondo del imaginario de Psicósis. Bates motel parecía una fórmula cómoda y abocada al fracaso y, sin embargo, nos plantea un escenario abierto a mil posibilidades, tal y como se desprende de esa intrigante escena final. Quizá sea pronto para aventurarlo, pero Hithcock por fin podría estar orgulloso de uno de los tantos derivados que han intentado vivir de su mayor éxito.
Teenage dream Capital Federal (Argentina)
10
13 de agosto de 2014
13 de agosto de 2014
45 de 52 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hubo algo de esta serie que me llamó la atención desde la primera vez que me enteré de su existencia, aunque siempre quedó relegada a un segundo plano en mi lista de prioridades, principalmente por no haber escuchado las mejores críticas sobre ella.
Nada más errado. Quizás tales críticas se deben al estigma que posee este tipo de proyectos, condenados a ser dura y eternamente criticado por los aficionados de la historia original.

Comencé a verla y los veinte episodios que se emitieron hasta el momento no me duraron ni una semana. Es completamente atrapante, repleta de acción y de giros que te hacen querer saber qué va a pasar a continuación. Los personajes están desarrollados de forma excelente, logran que uno pueda adentrarse en las personalidades de Norman y su madre, comprenderlos y hasta sentir pena por ellos y por su inevitable destino.

Cabe destacar también las notables actuaciones brindadas por todo el elenco, especialmente por Freddie Highmore, quien realiza una personificación sobresaliente de este clásico personaje. En mi caso, sólo lo había visto en Charlie And The Chocolate Factory, y no recuerdo haber reparado en él, por lo que su trabajo en esta serie fue una total y muy grata sorpresa.

En definitiva, vale la pena verla. Se convirtió en parte de mis top 3 de series favoritas, ojalá continúe por muchas temporadas más.
javieritos asturias (España)
10
30 de marzo de 2013
30 de marzo de 2013
23 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año de los homenajes a Hitchcok, la serie que recrea los orígenes de un Norman inspirado en el terriblemente real Ed Gein, según lo escrito por Bloch, se convierte en el más decente con diferencia. Ya no estamos en los 60, ni en el 98, cuando Van Sant rindió ese plagio homenaje que a pocos convence. Estamos en pleno siglo XXI, regidos por los teléfonos de última generación. Tras la muerte del padre de Norman, su madre, Vera Farmiga, lo mejor y más jugoso de la serie al menos en sus dos primeros capítulos, se traslada con su hijo por quinta vez seguida en pocos años a regentar el terrorífico Seafairer, luego Bates, motel que todos conocemos y vivir en la casa que ya hemos recorrido espectadores y fans desde hace más de cincuenta años. Aún no hay lo que se dice demasiados asesinatos a sangre fría, ni cadáveres putrefactos.
Hay una madre absolutamente controladora, de las que te firman la autorización para lo que sea pero consiguen hacerte sentir la persona más culpable del mundo si lo haces, con unos afectos enfermizos, un hermano desaparecido-abandonado del que no teníamos noticia y un Norman adolescente que llega al instituto por la puerta grande.
La serie cuenta con dos bazas maravillosas:
- Las estupendas e inteligentes interpretaciones de esa madre oscarizable en cada papel que hace y el chaval que protagonizó Charlie, Arthur, Spiderwick, que parece nacido para meterse en el papel de adolescente de ojos muertos que ya interpretaron Anthony Perkins, tres veces, la última auto dirigiéndose y el quesazo de Vince Vaughn bajo la batuta de Van Sant.
- Y el morbo de volver a las instalaciones del motel, a la habitación del agujero, a la ducha, a las escaleras que bajan al sótano donde reposará mami momificada en silla giratoria y lámpara colgandera. Y el de ver por qué y cómo un adolescente prácticamente normal y corriente se acaba convirtiendo en el tipo que consiguió, peluca materna mediante, que toda una generación sintiera repelús durante meses a la hora de meterse en la ducha.
De momento, jugosa, entretenida y más que satisfactoria.
A la espera de esos orígenes de Hannibal Lecter uno se siente conforme y más...
Nestor Carbonell haciendo de Sheriff Romero, con un gran parecido físico a Anthony Perkins aporta una nota de escalofrío añadido.
El precioso tributo cinéfilo a la Jane Eyre de Robert Stevenson con Orson Welles y Joan Fontaine en Alma rebelde, del 43, mientras madre e hijo remando en el lago van a deshacerse del primer cuerpo como cómplices, ya apunta maneras.
Vera Farmiga, caliente mientras extiende crema sobre sus torneadas y preciosas piernas eleva la temperatura como una Jessica Lange en El cartero llama dos veces ardiente. Se convierte inmediatamente en un personaje sensual y sexual que minutos después comienza a despertar ese equívoco sentimiento de dependencia que roza lo incestuoso antes de sobrepasarlo, cuando se prepara para una cita con el poli buenorro.
Lo mejor: Farmiga. Y que hace por momentos olvidar el germen, la semilla. Porque el pueblecito se las trae...
Lo peor: Me he sentido identificado por momentos con el prota...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Si después de la violación de la señora Bates por el anterior dueño del motel en el primer capítulo mientras Norman trata de adaptarse a una fiesta a la que ha acudido a escondidas no son fans ya de la Farmiga y dudan de que es muy probable que arrebate a mi amada Danes los premios de este año es que son de otro planeta. Vemos perfectamente de quién sacó el prota la facilidad con el uso del cuchillazo de cocina, eso desde luego... Y cómo se enamoró del "arte" de la taxidermia... Y cómo hereda esa libreta de torturas y abusos dibujados a lápiz. En donde la ducha cobra por primera vez sentido morboso y de instinto psicópata. Genial.
Emma Decody y su fibrosis quística, de diez.
colyhatch Alicante (España)
6
11 de febrero de 2016
11 de febrero de 2016
23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando comencé a ver la serie "Bates Motel" me pareció muy interesante la idea. Durante los primeros capítulos todo iba bien hasta que de pronto comenzaron a llover personajes que han llevado la historia a muchas historias secundarias que no tienen nada que ver con lo que se suponía era la precuela de "Psicosis". Además la cantidad de coincidencias y parentescos de los numerosos personajes entre sí a veces roza el ridículo. No digo que sea mala la serie, pero es muy poco creíble. Yo esperaba un drama más "oscuro" en la relación madre-hijo que fuera el eje de la narración, pero la cantidad de cosas que pasan en ese pueblo volverían loco a cualquiera, no sólo a Norman Bates.
Hitchcock10 Sevilla (España)
8
2 de marzo de 2016
2 de marzo de 2016
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
En vísperas del estreno de la cuarta temporada de 'Bates Motel', me decido a escribir acerca de una serie con la que disfruto como un enano a pesar de sus obvias debilidades. Y es que posee Bates Motel un extraño encanto que hace que sus imperfecciones sean de sobra contrarrestadas por sus virtudes.

De entrada, la propia premisa argumental es bastante absurda. Sus responsables han definido esta historia como una “precuela contemporánea” de 'Psicosis', una etiqueta ciertamente peculiar. Para entendernos, se nos muestra a Norman Bates y a su madre (Norma) mudándose a un pueblo de California y emprendiendo la aventura de abrir un hotel de carretera… Solo que la acción transcurre en nuestra época, pese a presentar los antecedentes de una historia que originariamente se desarrolla en 1960. ¿Cómo se come esto? Pues con muchas tragaderas y predisposición a dejarse engatusar y a pasarlo bien.

El resultado de esta extraña mezcla es una ambientación anacrónicamente kitsch en la que los protagonistas usan internet pero visten como en los años 50, o tienen un smartphone pero conducen coches antiguos. No hay ni una sola referencia a la actualidad sociopolítica o cultural, de ahí que la serie se mueva en una especie de seductora atemporalidad en la que construye su propio mundo. Todo muy en la línea de la última temporada de 'American Horror Story (Hotel)', serie con la que 'Bates Motel' tiene numerosos puntos de encuentro pero también notables discrepancias.

El motel y la casa son réplicas de los que aparecen el clásico de Hitchock (quien a su vez para la vivienda se inspiró en un cuadro de Hopper) y, al formar estos ya parte del imaginario colectivo, contribuyen a crear una atmósfera inquietante desde el inicio. Lo llamativo en este caso es que este aire escalofriante va de la mano de un tono considerablemente cómico, sin que ninguno de los dos efectos sea anulado por el otro sino más bien mutuamente potenciados. Es precisamente aquí, en su capacidad para arrancar la sonrisa o la carcajada al tiempo que lo que ocurre en pantalla nos da muy pero que muy mal rollo, donde reside el mayor mérito de 'Bates Motel'.

Mucha culpa de todo esto la tienen Vera Farmiga y Freddie Highmore, que están inmensos. A ambos pertenece por entero una función en la que el resto de integrantes del reparto sirven de meras comparsas catalizadoras o explicativas de acontecimientos. A veces, también de adorno, como el sheriff y sus imposibles pestañas (¿son de verdad suyas?).

La actriz de 'Up in the Air' o 'Expediente Warren' encarna a la progenitora sobreprotectora y muy mal de la azotea cuyo rasgo más característico es una alarmante propensión al histrionismo que incita a gritarle aquello de “Paca, bájate del escenario” que Fermín Trujillo le espeta tantas veces a Estela Reynolds en 'La que se avecina'. Solo que, reconozcámoslo, es sobre el escenario que ella misma monta donde Norma brilla con su modo teatral de afrontar sus no pocas desventuras. El contraste entre su tendencia a tomarse a la tremenda situaciones que hasta un niño de diez años gestionaría con más madurez y su afán por quitar hierro a circunstancias objetivamente preocupantes es para un servidor lo más hilarante de la serie. Una auténtica “loca del coño”.

Norma es además, para bien y para mal, profundamente humana, y sin duda bienintencionada, por lo que es inevitable empatizar con ella y comprender hasta cierto punto sus desconcertantes reacciones. Como remate, la buena señora cae una y otra vez en una contenida (¿e intencionada?) provocación sexual que le aporta aún más complejidad y profundidad. La espléndida composición que Vera Farmiga realiza con este personaje de veras merece ser vista.

Y, ¿qué decir de Freddie Highmore? El joven actor está igualmente colosal como hijo de Norma y esquizofrénico en ciernes. Su obsesión por su madre es tal que si Edipo viera la serie se llevaría las manos a la cabeza y diría “Este chico está muy mal”. En él el contraste es entre su genuina candidez (esa sonrisa tímida e inocente desarma a cualquiera) y unas idas de olla que a veces acaban con algún cadáver de por medio. El modo en que su creciente locura -porque el chaval va de mal en peor- se combina con su ingenuidad es realmente siniestro, y Highmore posee por añadidura esa cualidad que tanto buscaba Hitchcock en sus personajes de resultar aterrado y aterrador al mismo tiempo. El maestro del suspense se habría relamido con este pedazo de interpretación.

Y si por separado tanto Norma como Norman son personajes fascinantes, las escenas que comparten son con frecuencia lo mejor de cada episodio. Con una interdependencia enfermiza no exenta de una fuerte carga de erotismo soterrado, la relación entre ambos madre e hijo es tan acojonantemente tóxica –de aquellos polvos vienen estos lodos- que no es de extrañar que Norman se encamine hacia un futuro (pasado) poco alentador en el que, como todo espectador familiarizado con la obra de Hitchcock sabe de antemano, acabará regentando el motel familiar a las afueras del pueblo de un modo singular.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Es de recibo también admitir que el pueblecito de marras no ayudaría demasiado a la estabilidad mental de nadie, las cosas como son. A su lado, me río yo de la tasa de criminalidad de Ciudad Juárez, ya que la localidad a la que los protagonistas huyen para empezar de cero en un lugar apacible (¡ingenuos!) es una jaula de grillos y un nido de víboras. Haciendo spoilers, solo en la primera temporada Norma es agredida sexualmente por un energúmeno al que ella se carga, hay asesinatos relacionados con una mafia de drogas que controla la zona, se destapa una red de tráfico de mujeres y Norma se lía con un policía corrupto que intenta matarla pero acaba muerto (obsérvese que meterse con Norma y Norman no es muy recomendable) en un tiroteo que es ocultado por el sheriff. Ahí es nada. Ni 'Melrose Place' en sus mejores tiempos. A lo largo de las dos temporadas posteriores, más asesinatos, engaños, chantajes, chicas que se cargan a los asesinos de sus padres y luego se hacen pasar por muertas, violaciones incestuosas que salen a la luz y una cáfila de tramas rocambolescas que se suceden sin que a los guionistas les tiemble el pulso por la cantidad de dislates que el relato va incorporando.

La consecuencia de tamaña desfachatez es un interminable desfile de personajes que hacen mutis por el foro antes de que hayamos retenido sus nombres y que básicamente se encargan de volver todavía más desquiciado al bueno de Norman. A tenor de lo visto, demasiado bien acabó el muchacho.

Solamente tres personajes aguantan con una mínima dignidad este delirante carrusel: la chica con fibrosis quística (típica marginadilla de buen corazón pero que después se pone un pelín pesada con integrarse en la familia de los Bates. Y algo casquivana, de paso), el hermano de Norman (rebelde insolente que se vuelve cada vez más insufriblemente sensible y bobalicón) y el sheriff Alex Romero, al que encarna Néstor Carbonell, aquel actor de Perdidos que como decimos presume de exóticas pestañas (en serio, ¿esa sombra de ojos es micropigmentación o qué?). Él es el único de los secundarios que, aunque empieza teniendo un mero valor ornamental, adquiere poco a poco cierta entidad propia en medio de este volátil y alambicado argumento.

La sutileza argumental no es desde luego el fuerte de la serie. Y a la mesura ni está ni se la espera. Un trazo grueso y un ritmo atropellado que hacen que el asunto a menudo raye en lo procaz -porque hay que tener muy poca vergüenza para (des)estructurar la historia de forma tan demencial- y que ponen a 'Bates Motel' en la misma senda que 'American Horror Story'. No obstante, mientras que la segunda recorre ese camino buscando continuos golpes de efecto y con un foco narrativo disperso, en la primera las constantes y descabelladas vicisitudes de los protagonistas son secundarias a un foco de atención claro: la apasionante exploración paralela de las personalidades de Norma y Norman. Unas personalidades y una relación que van evolucionando hacia territorios cada vez más oscuros y ambiguos que enriquecen la serie y la elevan a una categoría superior de lo que en principio cabría esperar.

En la edad de oro de la ficción televisiva, 'Bates Motel' ha obtenido varias nominaciones a premios prestigiosos, pero es probable que no acabe destacando entre tantas series coetáneas de excelsa calidad. Ni falta que le hace, oiga. Porque lo cierto es que, con sus indisimulados excesos, este delicioso y grotesco pastiche de tiempos, géneros y registros inopinadamente funciona. Divierte y turba. A veces sobrecogedora, otras cómica, Bates Motel es siempre entretenida. Tras la conclusión de la tercera temporada (gloriosos minutos finales que hielan la sangre), aguardo impaciente la continuación de los infortunios de esta extraña pareja que, a buen seguro, seguirá haciéndonos pasar muy buenos y muy malos ratos.

También en http://www.ojocritico.com/series/bates-motel-escalofriante-y-simpatico-desmadre/
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