Viví un tiempo en Italia y se me venció el pasaporte, así que pasé un tiempo ilegal. Como a la mayoría les sucede, la ilegalidad no es una fiesta. Se carece de derechos. Se está a merced de cualquiera. Me gustó que reflejara la vista frívola de la mayoría, sobre la tragedia indecible. El coraje del muchacho de sobrevivir y seguir adelante sin resentimiento. La mujer que le dá una mano para que llegue a París: siempre hay alguien que no es como la mayoría...Y a la vez, todo recreado con un toque de humor.