The Monk and the Gun
2023 
6,6
1 178
Drama. Aventuras
Año 2006. El reino de Bután camina hacia la democracia. De cara a la celebración de elecciones, el gobierno organiza simulacros de votaciones con la idea de preparar a la población para algo que desconoce. Mientras, en la ciudad de Ura un viejo lama ordena a un monje que le consiga un arma para afrontar el inminente cambio de régimen. El valioso rifle que obtiene es una pieza buscada por un coleccionista de armas estadounidense. (FILMAFFINITY) [+]
6 de mayo de 2024
6 de mayo de 2024
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco podemos hablar de la filmografía de un país como Bután, en la cordillera del Himalaya, esta sencilla historia se desarrolla por el año 2006 cuando se prepararon las primeras elecciones democráticas por la decisión del rey Jigme Singye Wangchuk que abdico ese año tras 34 años de mandato. El proceso incluyó una elección simulada para enseñar a la población sobre el proceso de como sería la votación, algo que no comprendía nadie ni entendían el significado de la palabra "Democracia".
El título de la película viene porque aparece en la región lama un coleccionista de armas que tiene noticias de que hay un rifle extremadamente raro y único que participo en la guerra civil norteamericana, tras contratar a un intérprete van a negociar la compra del arma a un lugareño. Por otro lado, tenemos a un venerado monje de la región que consigue paz y armonía a los habitantes del pueblo, que le ordena a su asistente la misión de traerle dos armas, una petición ilógica proviniendo de un monje pacifista y una tarea difícil, ya que en Bután apenas hay armas de fuego, solamente algún policía puede llevarlas. Es cuando el rifle tendrá protagonismo, pero la pregunta es ¿para qué quiere el monje las armas?
Las influencias externas que pueden verse en la televisión del bar, como una película de James Bond o cosas similares del capitalismo, chocan en la vida de estas personas sencillas que viven en la más absoluta tranquilidad, sin importarles el dinero o los bienes materiales.
Una sociedad encantadora ajena a muchos problemas que nos agobian en las grandes ciudades que el director Pawo Choyning Dorji que en 2019 estuvo nominado al Óscar con su anterior film "Lunana, un Yak en la escuela" refleja muy bien con una fotografía espléndida de aquellos parajes tan lejanos.
Un buen ejemplo de una fábula o comedia satírica de nuestro mundo con una clara critica a Estados Unidos y su pasión por las armas.
Pudo verse en estreno nacional en el BCN film Fest y a cines llegará en agosto de 2024
Destino Arrakis.com
El título de la película viene porque aparece en la región lama un coleccionista de armas que tiene noticias de que hay un rifle extremadamente raro y único que participo en la guerra civil norteamericana, tras contratar a un intérprete van a negociar la compra del arma a un lugareño. Por otro lado, tenemos a un venerado monje de la región que consigue paz y armonía a los habitantes del pueblo, que le ordena a su asistente la misión de traerle dos armas, una petición ilógica proviniendo de un monje pacifista y una tarea difícil, ya que en Bután apenas hay armas de fuego, solamente algún policía puede llevarlas. Es cuando el rifle tendrá protagonismo, pero la pregunta es ¿para qué quiere el monje las armas?
Las influencias externas que pueden verse en la televisión del bar, como una película de James Bond o cosas similares del capitalismo, chocan en la vida de estas personas sencillas que viven en la más absoluta tranquilidad, sin importarles el dinero o los bienes materiales.
Una sociedad encantadora ajena a muchos problemas que nos agobian en las grandes ciudades que el director Pawo Choyning Dorji que en 2019 estuvo nominado al Óscar con su anterior film "Lunana, un Yak en la escuela" refleja muy bien con una fotografía espléndida de aquellos parajes tan lejanos.
Un buen ejemplo de una fábula o comedia satírica de nuestro mundo con una clara critica a Estados Unidos y su pasión por las armas.
Pudo verse en estreno nacional en el BCN film Fest y a cines llegará en agosto de 2024
Destino Arrakis.com
17 de agosto de 2024
17 de agosto de 2024
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconozco completamente la Historia cinematográfica de Bután. No sé cuántas películas se han hecho en aquel país e ignoro qué tipo de cine gustan de hacer allí. Tampoco tenía ni la más mínima idea de por dónde podían ir los tiros de la película. No me molesté ni siquiera en leer su sinopsis y no había nada planificado en su visionado. En resumidas cuentas, que embadurnado en ignorancia, lo que he hecho es lanzarme con los ojos cerrados y por casualidad a una piscina desconocida. "El Monje y el rifle" no es fácil de encontrar en las salas de cine, cosa que quizá se deba a su país de procedencia o a la escasa publicidad que se le ha dado a la película, quizá por contar con un reparto y una dirección que no conoce ni la madre que lo parió o quizá por una simple cuestión de prejuicios relacionados con la pastosidad y el tedio. Pero contra todo pronóstico del recelo y a pesar de mi analfabetismo, la experiencia ha sido realmente satisfactoria.
El tal Pawo Choyning Dorji (no sé si está bien escrito), escribe y dirige esta divertida sátira, que aprovechando la reciente transición democrática de Bután como telón de fondo, construye una entretenida historia en la que parecen abrazarse los toques del buen cine introspectivo japonés con un humor que navega a medio camino entre Berlanga y Billy Wilder. Un humor sutil e incisivo, que nos embauca con las situaciones que nos narra y que sirve para vestir lo que no deja de ser un mordaz análisis del conservadurismo frente a la evolución y el progresismo. Las supuestas ventajas de la irrupción de lo nuevo frente a los riesgos de abandonar lo que durante generaciones ha funcionado. Algo que se puede ver como una oportunidad de cambio y mejora para caminar hacia una mayor prosperidad, pero que también puede ser considerado como una fuerte violación de la estabilidad, la paz y las costumbres de lo propio. En este sentido, la película utiliza el cambio de rumbo de Bután en 2008 para extender sus ramificaciones hacia muchos aspectos que se nos puedan ocurrir de nuestro día a día y que seguramente hayamos vivido en primera persona más allá del terreno político. Aquello de salir del la zona de confort y del miedo al cambio.
La película rinde muy bien manejando esa dicotomía entre el tradicionalismo y la transformación y camino hacia lo moderno, lo actual y lo que otros ya tienen en un intento de no parecer quedarse anclado en el tiempo a ojos de los demás. Una modernización que irrumpe como elefante en cacharrería para amenazar el sentimiento de arraigo y pertenencia a unas costumbres. La introducción de la televisión, la apertura de una ventana al resto del mundo, el conocimiento de lo que hay más allá de lo propio, poner en tela de juicio los beneficios del capitalismo en su versión más exagerada, descerebrada y casi irracionalmente enajenada, y establecer una crítica a los beneficios reales de la llegada de una política dispuesta a enfrentar, dividir y hacer entrar en conflicto a la gente. Y en medio de todo eso, un rifle. Sí señor, un RIFLE que de una manera casi surrealista actúa como nexo de unión y argamasa de todo esto que acabamos de decir. Un Rifle para defender tus ideales, para sostener tus convicciones frente a los tuyos y frente a ti mismo y darle un uso tan estrambóticamente imaginativo que es difícil no caer rendido al ingenio de esta película.
"El Monje y el Rifle" está cargado de un agradable simbolismo. Todo en ella te quiere decir algo en clave de humor mientras te va planteando conflictos y dilemas que sabe resolver con notable maestría. Narrada con tono liviano y tranquilo, desprende cierto aroma a cuento, a fábula en la que los animales son las personas y las personas representan distintas formas de ver las cosas. Distintos valores, distintas percepciones de lo que es realmente prioritario, mundos contrarios y mentalidades opuestas para llevarse un baño de modestia y un pollazo en toda la cara.
LO MEJOR:
- Sus altas dosis de humor. Yo me he reído bastante.
- Su tono tranquilo invita a relajarse del ruido y el estrés de la calle.
- Su habilidad para crear embrollos sin sentido y lo bien que sale de sus propios embrollos.
- Da para hablar largo y tendido porque lo que te cuenta es aplicable a un montón de cosas de la vida real.
- ¿Por qué hay que cambiar algo que funciona?
- Su feroz crítica a los criterios que mucha gente usa para depositar su voto en una papeleta.
- ¿Qué es la felicidad?
LO PEOR:
- Que estas películas solo se proyecten en salas minoritarias y en muy pocos cines.
- Los prejuicios que te puedan hacer pensar que esta peli es una mierda.
El tal Pawo Choyning Dorji (no sé si está bien escrito), escribe y dirige esta divertida sátira, que aprovechando la reciente transición democrática de Bután como telón de fondo, construye una entretenida historia en la que parecen abrazarse los toques del buen cine introspectivo japonés con un humor que navega a medio camino entre Berlanga y Billy Wilder. Un humor sutil e incisivo, que nos embauca con las situaciones que nos narra y que sirve para vestir lo que no deja de ser un mordaz análisis del conservadurismo frente a la evolución y el progresismo. Las supuestas ventajas de la irrupción de lo nuevo frente a los riesgos de abandonar lo que durante generaciones ha funcionado. Algo que se puede ver como una oportunidad de cambio y mejora para caminar hacia una mayor prosperidad, pero que también puede ser considerado como una fuerte violación de la estabilidad, la paz y las costumbres de lo propio. En este sentido, la película utiliza el cambio de rumbo de Bután en 2008 para extender sus ramificaciones hacia muchos aspectos que se nos puedan ocurrir de nuestro día a día y que seguramente hayamos vivido en primera persona más allá del terreno político. Aquello de salir del la zona de confort y del miedo al cambio.
La película rinde muy bien manejando esa dicotomía entre el tradicionalismo y la transformación y camino hacia lo moderno, lo actual y lo que otros ya tienen en un intento de no parecer quedarse anclado en el tiempo a ojos de los demás. Una modernización que irrumpe como elefante en cacharrería para amenazar el sentimiento de arraigo y pertenencia a unas costumbres. La introducción de la televisión, la apertura de una ventana al resto del mundo, el conocimiento de lo que hay más allá de lo propio, poner en tela de juicio los beneficios del capitalismo en su versión más exagerada, descerebrada y casi irracionalmente enajenada, y establecer una crítica a los beneficios reales de la llegada de una política dispuesta a enfrentar, dividir y hacer entrar en conflicto a la gente. Y en medio de todo eso, un rifle. Sí señor, un RIFLE que de una manera casi surrealista actúa como nexo de unión y argamasa de todo esto que acabamos de decir. Un Rifle para defender tus ideales, para sostener tus convicciones frente a los tuyos y frente a ti mismo y darle un uso tan estrambóticamente imaginativo que es difícil no caer rendido al ingenio de esta película.
"El Monje y el Rifle" está cargado de un agradable simbolismo. Todo en ella te quiere decir algo en clave de humor mientras te va planteando conflictos y dilemas que sabe resolver con notable maestría. Narrada con tono liviano y tranquilo, desprende cierto aroma a cuento, a fábula en la que los animales son las personas y las personas representan distintas formas de ver las cosas. Distintos valores, distintas percepciones de lo que es realmente prioritario, mundos contrarios y mentalidades opuestas para llevarse un baño de modestia y un pollazo en toda la cara.
LO MEJOR:
- Sus altas dosis de humor. Yo me he reído bastante.
- Su tono tranquilo invita a relajarse del ruido y el estrés de la calle.
- Su habilidad para crear embrollos sin sentido y lo bien que sale de sus propios embrollos.
- Da para hablar largo y tendido porque lo que te cuenta es aplicable a un montón de cosas de la vida real.
- ¿Por qué hay que cambiar algo que funciona?
- Su feroz crítica a los criterios que mucha gente usa para depositar su voto en una papeleta.
- ¿Qué es la felicidad?
LO PEOR:
- Que estas películas solo se proyecten en salas minoritarias y en muy pocos cines.
- Los prejuicios que te puedan hacer pensar que esta peli es una mierda.
28 de agosto de 2024
28 de agosto de 2024
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
⁷Como casi todo el cine oriental esta película contiene, es, una pequeña gran fábula.
Rodada de manera sencilla, costumbrista, alerta sin embargo, desde un principio sobre el fin que quiere dar a esta historia.
Un lama que pide un par de rifles a su monje ayudante y este se dispone a buscarlos sin objeción ni cuestionamiento alguno.
Detrás de esa "anécdota principal" se nos dibuja la geografía de un pueblo, unas personas, que le dan a todo el valor prescindible de lo que no es vital para ellos.
Sienten curiosidad por los adelantos pero no se aferran a lo que contienen o acarrean tras sí.
La felicidad se refleja en lo que no se dice, en los actos del devenir diario; tan solo cuando la comunidad se ve alterada por las primeras y próximas elecciones, se cuestionan los principios sobre los que han vivido tantos años.
De ahí, con la irrupción de la primera ministra y su funcionario para censar y hacer un simulacro de votaciones, que la historia se convierta en una encrucijada donde lo interior se cruza con lo del exterior: el visitante extranjero, con su apego e importancia hacia lo material, ese rifle, se topa con lo perdurable, el sentido de la lealtad, de quien posee "el bien" que ese extranjero con sus miles de dólares, anhela.
A nadie del pueblo le importa el rifle en sí, sino la voluntad de quien consideran sabio, y es por ello que entienden sus actos en base a esta premisa.
La fotografía es naif, como aparentemente es todo en la película. Los planos resaltan principalmente el rostro tranquilo, pero no exento de preocupación, de la madre, del monje, de los que con su mirada serena o inquieta tienen algo que decir.
Aquí viene mi conclusión, puesta en zona spoiler...
Rodada de manera sencilla, costumbrista, alerta sin embargo, desde un principio sobre el fin que quiere dar a esta historia.
Un lama que pide un par de rifles a su monje ayudante y este se dispone a buscarlos sin objeción ni cuestionamiento alguno.
Detrás de esa "anécdota principal" se nos dibuja la geografía de un pueblo, unas personas, que le dan a todo el valor prescindible de lo que no es vital para ellos.
Sienten curiosidad por los adelantos pero no se aferran a lo que contienen o acarrean tras sí.
La felicidad se refleja en lo que no se dice, en los actos del devenir diario; tan solo cuando la comunidad se ve alterada por las primeras y próximas elecciones, se cuestionan los principios sobre los que han vivido tantos años.
De ahí, con la irrupción de la primera ministra y su funcionario para censar y hacer un simulacro de votaciones, que la historia se convierta en una encrucijada donde lo interior se cruza con lo del exterior: el visitante extranjero, con su apego e importancia hacia lo material, ese rifle, se topa con lo perdurable, el sentido de la lealtad, de quien posee "el bien" que ese extranjero con sus miles de dólares, anhela.
A nadie del pueblo le importa el rifle en sí, sino la voluntad de quien consideran sabio, y es por ello que entienden sus actos en base a esta premisa.
La fotografía es naif, como aparentemente es todo en la película. Los planos resaltan principalmente el rostro tranquilo, pero no exento de preocupación, de la madre, del monje, de los que con su mirada serena o inquieta tienen algo que decir.
Aquí viene mi conclusión, puesta en zona spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
De este modo confluyen en un final sorprendente, vecinos, políticos, visitantes, policías, para comprobar que realmente Bután es el país de la felicidad, aunque este lema para ellos no signifique más que vivir su vida.
6 de agosto de 2024
6 de agosto de 2024
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esas primeras imagenes del monje budista con una bombona de butano en Bután, vestido de los colores repsol, me hizo pensar durante unos segundos en una película de Javier Fesser, sólo por unos segundos. Estamos en otro registro, aunque la película no renuncia a cierta comicidad de sal gruesa en el tramo final. El monje y el rifle es un trabajo de Pawo Choyning Dorji, su segunda obra para más señas. En su estreno como director de cine, hace dos años, se llevó una nominación al Óscar por Lunana, un yak en la escuela. Que haya tardado tan poco en hacer un nuevo filme, ha roto todas las estadísticas de la industria cinematográfica de su país, Bután, que estrena película nacional cada lustro, y que si rebuscamos por internet o aquí mismo en filmaffinity, tan sólo destaca en este ámbito por tener otra referencia: Khyentse Norbu, a cuyas ordenes trabajó el director de El Monje y el rifle, para conocer los intríngulis del oficio.
Bután tiene sus particularidades. Es un país pequeño que mide la Felicidad Nacional Bruta (en serio), y que en 1999 permitó a sus conciudadanos tener internet y tv. Les dijeron desde las altas instancias que tener internet y tv subía el índice de la Felicidad Nacional Bruta. En 2006 dejó atrás su régimen político (monarquía absoluta) y enseñó a la población a votar en democracia (hizo simulacros de votación). Les dijeron lo mismo. Más felicidad gracias a la democracia. La película nos muestra ese momento y se empeña en recalcar que democracia sí, pero... que tiene sus cosas... Que la democracia es mejor entenderla sin guerracivilismo, y renunciando cada butanés a tener un AK47 en su casa.
Para subrayar el mensaje, Pawo Choyning Dorji, es decir, el director, contrata a un americano que actúa muy mal, y lo pone en medio y medio de ese momento histórico, para que los butaneses le digan que américa mola porque es la tierra libre de hombres como Lincoln y JFK, dos presidentes que acabaron con un tiro en la cabeza, recordándonos así de nuevo, que democracía sí pero con sentidiño. Puede incluso que de tanto cargar tintas sobre ese mensaje, acabemos pensando que lo que nos está dando a entender la película es que, si eres feliz, es mejor tener en casa una bombona de butano que una democracia.
En otra lectura, nos encontramos los detalles de la transformación del país. De lo que podríamos llamar, caída en la globalización (o imágenes de la transición democrática, que aquí en España dio para una serie de 22 años de emisión en TVE). En muchas películas hemos podido ver esto, y siempre llama la atención y gusta el choque de contrapuestos. El monje y el rifle, tiene momentos de esos, como cuando dejas de beber té para pasar a pedir "agua negra" aka Coca Cola, o retiras el calendario ilustrado con una divinidad local, para poner un poster de 007 Quantum of Solace (en filmaffinity puntuado con un 5,9 a día de hoy frente al 6,9 de El Monje y el rifle).
La película es colorida, tiene buena fotografía y hay puestas en escena que guardan la simetría y la regla de tercios. Es decir, entra por los ojos, es bonita visualmente (que chula la secuencia final). El propio director fue fotógrafo de profesión de Vice y Esquire y supongo que eso acaba notándose. La narración, aún con algún salto temporal poco coherente, es naif sin caer en el infantilismo del cine más palomitero actual made in usa y resto de copypastes. Se agradece cierta inocencia amateur en el tratamiento de la historia que supongo son en parte consecuencia de las condiciones de rodaje, con un equipo de mínimos y mucho actor no profesional. Aunque podríamos decir que no hay ningún mérito añadido por estar viendo cine butanés, a algunos se les irá el dedo y pondrán un 8, por ejemplo, porque considerarán que guau! es cine butanés que te hace reflexionar... pero aunque esto no es un producto Netflix, que sin despeinarse te montan un La Casa de Papel made in Indonesia, no me parece una película que por si mismo deba votarse bien por ser del Bután. Fuera las gafas de pasta!
Sí me parece meritorio, que su director, culturalmente formado en Estados Unidos (a tener en cuenta este dato, ya que su vida se la pasó comiendo en Mcdonalds), no haya abandonado su interés por problemáticas locales, y con un marcado punto de vista personal, haya peleado porque su propuesta llegara a muchos cines.
De lo local a lo universal, sin perder el interés. En un mundo tan visualmente empastado, eso es lo interesante de esta película. Ya las peripecias de cómo se consigue distribuir una película de este tipo y llegar a cines de todo el mundo, seguramente merezca otra película para contarlo.
Se lleva un 6,5!
Bután tiene sus particularidades. Es un país pequeño que mide la Felicidad Nacional Bruta (en serio), y que en 1999 permitó a sus conciudadanos tener internet y tv. Les dijeron desde las altas instancias que tener internet y tv subía el índice de la Felicidad Nacional Bruta. En 2006 dejó atrás su régimen político (monarquía absoluta) y enseñó a la población a votar en democracia (hizo simulacros de votación). Les dijeron lo mismo. Más felicidad gracias a la democracia. La película nos muestra ese momento y se empeña en recalcar que democracia sí, pero... que tiene sus cosas... Que la democracia es mejor entenderla sin guerracivilismo, y renunciando cada butanés a tener un AK47 en su casa.
Para subrayar el mensaje, Pawo Choyning Dorji, es decir, el director, contrata a un americano que actúa muy mal, y lo pone en medio y medio de ese momento histórico, para que los butaneses le digan que américa mola porque es la tierra libre de hombres como Lincoln y JFK, dos presidentes que acabaron con un tiro en la cabeza, recordándonos así de nuevo, que democracía sí pero con sentidiño. Puede incluso que de tanto cargar tintas sobre ese mensaje, acabemos pensando que lo que nos está dando a entender la película es que, si eres feliz, es mejor tener en casa una bombona de butano que una democracia.
En otra lectura, nos encontramos los detalles de la transformación del país. De lo que podríamos llamar, caída en la globalización (o imágenes de la transición democrática, que aquí en España dio para una serie de 22 años de emisión en TVE). En muchas películas hemos podido ver esto, y siempre llama la atención y gusta el choque de contrapuestos. El monje y el rifle, tiene momentos de esos, como cuando dejas de beber té para pasar a pedir "agua negra" aka Coca Cola, o retiras el calendario ilustrado con una divinidad local, para poner un poster de 007 Quantum of Solace (en filmaffinity puntuado con un 5,9 a día de hoy frente al 6,9 de El Monje y el rifle).
La película es colorida, tiene buena fotografía y hay puestas en escena que guardan la simetría y la regla de tercios. Es decir, entra por los ojos, es bonita visualmente (que chula la secuencia final). El propio director fue fotógrafo de profesión de Vice y Esquire y supongo que eso acaba notándose. La narración, aún con algún salto temporal poco coherente, es naif sin caer en el infantilismo del cine más palomitero actual made in usa y resto de copypastes. Se agradece cierta inocencia amateur en el tratamiento de la historia que supongo son en parte consecuencia de las condiciones de rodaje, con un equipo de mínimos y mucho actor no profesional. Aunque podríamos decir que no hay ningún mérito añadido por estar viendo cine butanés, a algunos se les irá el dedo y pondrán un 8, por ejemplo, porque considerarán que guau! es cine butanés que te hace reflexionar... pero aunque esto no es un producto Netflix, que sin despeinarse te montan un La Casa de Papel made in Indonesia, no me parece una película que por si mismo deba votarse bien por ser del Bután. Fuera las gafas de pasta!
Sí me parece meritorio, que su director, culturalmente formado en Estados Unidos (a tener en cuenta este dato, ya que su vida se la pasó comiendo en Mcdonalds), no haya abandonado su interés por problemáticas locales, y con un marcado punto de vista personal, haya peleado porque su propuesta llegara a muchos cines.
De lo local a lo universal, sin perder el interés. En un mundo tan visualmente empastado, eso es lo interesante de esta película. Ya las peripecias de cómo se consigue distribuir una película de este tipo y llegar a cines de todo el mundo, seguramente merezca otra película para contarlo.
Se lleva un 6,5!
9 de agosto de 2024
9 de agosto de 2024
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El monje y el rifle es una de esas películas en las que el espectador siente que todo está bien. Pawo Choyning Dorji ("Lunana: a yak in the classroom") plasma con maestría la transición a la democracia que tuvo lugar en Bután, donde, paradójicamente, se generó un caos tranquilo.
El cineasta sigue haciendo gala de su habilidad narrativa y entrelaza varias historias que se desarrollan en los idílicos paisajes de Bután –la fotografía merece una mención especial, igual que la decisión de rodar con personas locales–. Ahí capta la realidad de la vida de la zona en lo que se percibe también como un homenaje a su tierra. Con mucho sentido del humor, muestra una sociedad que parece mantenerse ajena a los problemas occidentales que pretenden influenciarla.
El film es una sátira política que retrata tanto el paso a la modernidad como la tradición de un lugar rural muy espiritual. De manera apacible y con relatos conmovedores, subraya un importante mensaje contra la violencia en momentos de cambio y deja la pantalla llena de personajes felices y con buenas intenciones que redondean esta feel-good movie. Es, sin duda, un título encantador y sumamente divertido.
www.contraste.info
El cineasta sigue haciendo gala de su habilidad narrativa y entrelaza varias historias que se desarrollan en los idílicos paisajes de Bután –la fotografía merece una mención especial, igual que la decisión de rodar con personas locales–. Ahí capta la realidad de la vida de la zona en lo que se percibe también como un homenaje a su tierra. Con mucho sentido del humor, muestra una sociedad que parece mantenerse ajena a los problemas occidentales que pretenden influenciarla.
El film es una sátira política que retrata tanto el paso a la modernidad como la tradición de un lugar rural muy espiritual. De manera apacible y con relatos conmovedores, subraya un importante mensaje contra la violencia en momentos de cambio y deja la pantalla llena de personajes felices y con buenas intenciones que redondean esta feel-good movie. Es, sin duda, un título encantador y sumamente divertido.
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