Visionado el primer episodio y, sobre todo, saboreando la interpretación de su protagonista, presagio una miniserie de un interés in crescendo.

Por supuesto, aún es pronto para valorarla, pero se intuye que Martin Freeman, en su sufrido personaje de policía de turno de noche, tendrá que lidiar con diferentes problemas propios de su condición laboral.

No esperéis acción a raudales, típicas de comerciales series americanas, coreanas o similares. Es un menú barato pero, por su aspecto, enjundia garantías de calidad.

Actualizo en breve...

Actualizado (08/02/2022) tras completar la serie:

Pues ya me he "tragado" los cinco episodios que la conforman y, sinceramente, me ha dejado un regusto algo áspero.

La serie se mueve por caminos zigzagueantes, manteniendo el interés en muchos momentos y dejándonos algo un poquito más fríos en otros, aunque en general las expectativas se mantienen muy vivas.

Pero llegado el último episodio, la cosa termina por desmejorar el conjunto, con lo que podría haber sido una serie notable se convierte en una serie aceptable, así que mi calificación se rebaja del notable al bien.

Lo peor (además de lo dicho): la poca empatía que generan el resto de personajes relevantes.
Lo mejor: Martin Freeman y los cuatro primeros episodios.

Me decidí a verla por la garantía que ofrecen su emisión en la BBC y la presencia protagonista de Martin Freeman.
Se trata de una miniserie de cinco capítulos que desarrolla la crónica de cinco jornadas frenéticas en la vida de un policía de respuesta inmediata en ronda nocturna.
El protagonista (un inmenso Martin Freeman que demuestra aquí la capacidad de sus registros para cambiar de piel) es un policía de mediana edad, casado y con una hija pequeña, un poco de vuelta de todo, rudo pero con corazón, y un sentido de lo que es correcto que difiere un tanto de la mera aplicación de las normas, que intenta mantener el equilibrio imposible, psíquico y personal, del microcosmos que le rodea y que de repente se desmorona por momentos.
Todo ello en el contexto de un breve relato de novela negra que se desencadena a partir del robo de un alijo de drogas por parte de una joven yonki habitual de la zona y teniendo que lidiar al mismo tiempo con la compañía forzosa de una nueva agente en prácticas.
A lo largo de la narración se nos presenta información sobre el pasado y las conexiones personales de todos los personajes de la serie, que ayudan a comprender la naturaleza de sus relaciones y su situación actual.
La serie está en las antípodas de las típicas crónicas inglesas amables de detectives gentleman, también dista mucho de los estándares habituales de sus homónimas americanas, aquí no hay héroes ni personajes con los que empatizar: traficantes, yonkis, homeless, descerebrados varios... incluso los policías, madres, abuelos, resultan de moral cuestionable. Todo es áspero y agobiante, todo tiene una explicación aunque resulte absurdamente incomprensible. Por ello resulta tremendamente real.
Lo mejor, el trabajo de Freeman y ese aire "noir" de las noches inglesas repletas de perdedores, desheredados y personajes marginales.
Pero si esperas retratos amables de antihéroes, valores identificables a los que aferrarse en la trama, o una tregua en la sensación de asfixia, pasa de largo: aquí no los encontrarás.

Es bonita, tierna y creíble. Martin Freeman, coproduce e interpreta a un buen tipo que es policía. Su profesión no parece haberle pasado factura, en ese descreimiento tan habitual en las ocupaciones que se mueven a través de la miseria humana más evidente.

Bordea multitud de escenas cotidianas, y otras que resuelve con sensibilidad. También se comporta como un policía duro, cuando es preciso.

Sin ser nada sobresaliente, resulta entretenida, y en algunos aspectos novedosa. Bien interpretada.

The responder es una serie que cuenta -hasta ahora- con dos temporadas cortitas las cuales, a pesar de su brevedad tienen un complejo armado argumental lo cual es mérito de un guión bien elaborado que presenta los conflictos y los elabora de manera compleja aunque la resolución final deja algo que desear.

La serie es un drama policial que tiene mucho más drama que de policial en sí.

Los personajes principales están bien armados y desarrollados.
Martin Freeman interpreta a Chris Carson, un policía que aunque bien intencionado está salpicado por corruptelas varias. Atormentado por lo que ve en las calles y bajo presión por su relación familiar es un hombre que ya no puede más con la vida que le ha tocado vivir.
Adelayo Adedayo se mete en el papel de Rachel Hargreaves una mujer policía novata, que trabaja según el manual de la academia lo cual no le sirve mucho en la práctica.
Josh Finan es Marco, un joven con pocas luces. Marginado por la sociedad.
Emily Fairn interpreta a Casey, una joven drogadicta, simpática, tonta e irresponsable.

Este cuarteto da vida a la trama en donde se entremezclan crímenes con dramas familiares y personales.

Lo débil de la serie es la resolución final, la cual no está a la altura del resto del guión.

No comparto el entusiasmo generalizado de la crítica especializada con esta serie del día a día o mejor noche a noche de un inspector de Liverpool degradado a patrullar y sus empanadas mentales en cuanto a tener un pie dentro y otro fuera de la ley por problemas derivados de su familia y amigos. Su creador Schumacher se ha basado en su propias novelas en las que relata sus experiencias como policia, aunque aclara que la historia no es autobiográfica.

En lo que si coincido es en la sobresaliente actuación de un Martin Freeman que mantiene en pie todo el asunto junto a la joven desconocida Emily Fairn que ha llamado la atención con su trabajo sobre el personaje de la yonqui Casey.

La serie consigue ser agobiante durante sus cinco capitulos de una hora pero la trama, a mi juicio, se sostiene a duras penas sobre un guión bastante inestable y poco creible. Se ha anunciado una segunda parte. 

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