Reina RojaSerie
2024 
Amaya Muruzabal (Creadora), Koldo Serra ...
5,8
7.425
Serie de TV. Thriller. Intriga
Serie de TV (2024-). Primera temporada: 7 episodios. Con un cociente intelectual de 242, Antonia Scott es oficialmente la persona más inteligente de la Tierra. Su inteligencia le valió convertirse en la 'Reina Roja' de un proyecto policial secreto y experimental, pero lo que parecía un don se convirtió en una maldición y acabó perdiéndolo todo. Cuando el hijo de una poderosa magnate aparece asesinado grotescamente en su mansión, y la ... [+]
1 de marzo de 2024
1 de marzo de 2024
181 de 262 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo decir que hago esta crítica habiendo visto solamente tres episodios y que es posible que cambie al terminar la temporada (aunque no lo creo).
No entiendo como algo así puede tener tanto éxito. No he leído las novelas así que me baso solamente en la serie de TV.
Entiendo que el escritor de la novela ha podido ver mil películas y series y se enamoró completamente de Lisbeth Salander y Mikael Bloomkvist, que ha hecho maratones de El silencio de los corderos y Seven y le encanta el género. Pero una cosa es hacer una novela de misterio (que por defecto tiene que hacer uso de los tropos inherentes al género), y otra hacer un "the best of" del género.
No hay nada novedoso en nada de lo que se cuenta. Veamos:
-Dos protagonistas. La primera, una mujer físicamente débil, con pocas o nulas habilidades sociales, pero INCREÍBLEMENTE inteligente y con un pasado traumático. El otro, un socarrón investigador, don Juan, amante de las causas perdidas pero con una determinación inquebrantable (oh, en este caso es gay, que novedad).
-Un asesinato rocambolesco y espectacular que parece que es irresoluble, realizado por un malo malísimo que es casi tan inteligente como la protagonista.
-Uso CONSTANTE de pullas y comentarios a la cultura pop. A películas, series y personajes de ficción (encima tienen los huevos de hacer comentarios sobre El silencio de los corderos, y no me extrañaría que en posteriores capítulos llamen a la protagonista "Lisbeth" o algo así).
-Un secuestro de un tercer personaje que hay que resolver a contrareloj.
Y lo peor de todo es que tienes dos artistas principales que saben actuar, pero claro, les pones en la boca unos diálogos tan forzados, y les obligas a poner esa voz de novela... no hay quién se lo crea. Por favor, ¡LA GENTE NO HABLA ASÍ!
Y mejor no hablemos del jefe de los dos... ese ser en la sombra y poderoso (más que la policía, ojo) con voz de ultratumba forzada (la de tilas y manzanillas que se tuvo que tomar el actor para mantener ese tono, no me lo imagino). Y además, claro, con nombres rimbombantes. "El fumador", "El jefe", "El nota", "El manco", "El merodeador", o demás gilipolleces.
A ver si alguien puede hacer algo interesante de una maldita vez.
No entiendo como algo así puede tener tanto éxito. No he leído las novelas así que me baso solamente en la serie de TV.
Entiendo que el escritor de la novela ha podido ver mil películas y series y se enamoró completamente de Lisbeth Salander y Mikael Bloomkvist, que ha hecho maratones de El silencio de los corderos y Seven y le encanta el género. Pero una cosa es hacer una novela de misterio (que por defecto tiene que hacer uso de los tropos inherentes al género), y otra hacer un "the best of" del género.
No hay nada novedoso en nada de lo que se cuenta. Veamos:
-Dos protagonistas. La primera, una mujer físicamente débil, con pocas o nulas habilidades sociales, pero INCREÍBLEMENTE inteligente y con un pasado traumático. El otro, un socarrón investigador, don Juan, amante de las causas perdidas pero con una determinación inquebrantable (oh, en este caso es gay, que novedad).
-Un asesinato rocambolesco y espectacular que parece que es irresoluble, realizado por un malo malísimo que es casi tan inteligente como la protagonista.
-Uso CONSTANTE de pullas y comentarios a la cultura pop. A películas, series y personajes de ficción (encima tienen los huevos de hacer comentarios sobre El silencio de los corderos, y no me extrañaría que en posteriores capítulos llamen a la protagonista "Lisbeth" o algo así).
-Un secuestro de un tercer personaje que hay que resolver a contrareloj.
Y lo peor de todo es que tienes dos artistas principales que saben actuar, pero claro, les pones en la boca unos diálogos tan forzados, y les obligas a poner esa voz de novela... no hay quién se lo crea. Por favor, ¡LA GENTE NO HABLA ASÍ!
Y mejor no hablemos del jefe de los dos... ese ser en la sombra y poderoso (más que la policía, ojo) con voz de ultratumba forzada (la de tilas y manzanillas que se tuvo que tomar el actor para mantener ese tono, no me lo imagino). Y además, claro, con nombres rimbombantes. "El fumador", "El jefe", "El nota", "El manco", "El merodeador", o demás gilipolleces.
A ver si alguien puede hacer algo interesante de una maldita vez.
5 de marzo de 2024
5 de marzo de 2024
111 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Dr. Watson con la gracia en el culo, Kenzie y Gennaro en plan mal (muy mal), la parálisis de Bárbara a manos del Joker, las muchas muertes del Dr. Doom, Moriarty del revés, el disfraz de V, pero comprado en un todo a cien (máscara incluida), Sherlock Holmes con un mal viaje, todo lo malo del silencio de los corderos, más bien de Hannibal, Lisbet Salander de mercadillo con música de la movida madrileña, es más, cualquier escena de acción de casi cualquier película con Mecano de fondo, Seven un un único pecado (no) capital: el aburrimiento, un monólogo de Goyo Jiménez de temas americanos, pero sin chispa, un 1% de Tesis con el mismo porcentaje de calidad, cualquier villano de opereta de la Silver Age,...podría seguir así hasta hartarme, de tantas influencias mal copiadas.
Todo esto ya lo vi, ya lo leí, ya lo disfruté. Y lo sigo disfrutando. Y contado muchísimo mejor.
Un humilde consejo, dediquen las siete horas de esta serie a empezar cualquier libro de Dennis Lehane. Y si no son de leer, vean cualquier adaptación de sus novelas. La peor de ellas supera a esto.
El autor de los libros en los que se basa esta serie, que por cierto me cae muy bien, una cosa no quita la otra, dijo (no exactamente con estas palabras) en una entrevista: "Si tu crítica no va a ser buena, no la hagas. Sobre todo si no sabes lo que es ponerse delante o detrás de una cámara.". Bueno, eso es cuestionable. No necesito ser agricultor y recolectar un huerto de naranjos para decir que una naranja está amarga. Cuando alguien hace un producto, llámese film, libro, cómic o lo que sea, tiene que estar preparado para decepcionar a algunos consumidores, y a escuchar o leer opiniones de mierda de los mismos. Esta es mi opinión de mierda, que es tan válida como su producto. Yo podría decirle: "Si tu producto no va a ser bueno, no lo hagas.". Hay millones de ejemplos, y el suyo es uno más. Pero claro, ¿quién determina si un producto es bueno o malo? El tiempo dirá.
Todo esto ya lo vi, ya lo leí, ya lo disfruté. Y lo sigo disfrutando. Y contado muchísimo mejor.
Un humilde consejo, dediquen las siete horas de esta serie a empezar cualquier libro de Dennis Lehane. Y si no son de leer, vean cualquier adaptación de sus novelas. La peor de ellas supera a esto.
El autor de los libros en los que se basa esta serie, que por cierto me cae muy bien, una cosa no quita la otra, dijo (no exactamente con estas palabras) en una entrevista: "Si tu crítica no va a ser buena, no la hagas. Sobre todo si no sabes lo que es ponerse delante o detrás de una cámara.". Bueno, eso es cuestionable. No necesito ser agricultor y recolectar un huerto de naranjos para decir que una naranja está amarga. Cuando alguien hace un producto, llámese film, libro, cómic o lo que sea, tiene que estar preparado para decepcionar a algunos consumidores, y a escuchar o leer opiniones de mierda de los mismos. Esta es mi opinión de mierda, que es tan válida como su producto. Yo podría decirle: "Si tu producto no va a ser bueno, no lo hagas.". Hay millones de ejemplos, y el suyo es uno más. Pero claro, ¿quién determina si un producto es bueno o malo? El tiempo dirá.
3 de marzo de 2024
3 de marzo de 2024
65 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta Vicky/Victoria Luengo. Me la creo cuando actúa y tiene una voz que a mí personalmente me encanta. Es mayormente por esto (y por la promoción) que he decidido ver esta serie. No conocía la obra literaria ni a su autor, así que juzgo la serie en sí. La he visto entera.
Por dónde empezar... Serie llena de tópicos y situaciones bastante inverosímiles e incluso absurdas que en el spoiler comentaré.
Personajes en general muy estereotipados: Luengo recuerda al Sherlock Holmes de Benedict Cumberbath decuciendo cosas que siempre son ciertas al cien por cien (claro, tiene un coeficiente de casi 250). Keuchkerian tiene un pasado (y un presente) oscuro como policía pero es un tío con huevos y principios, vamos, muy buena gente, y esto llama la atención de Brendemühl, quien puede limpiarle el expediente si consigue 'evitar' que Luengo se suicide. Los villanos han hecho la carrera de villanos en la misma universidad que la gran mayoría de los villanos. El padre de Freijeiro es un empresario hecho a sí mismo que no valora a su propia hija porque para eso él se ha hecho a sí mismo; es una mezcla de Amancio Ortega y el padre de Succession. El jefe de la policía es el típico capullo integral porque sí, porque ese personaje tiene que ser así y ya está. Luego hay un periodista por ahí que se podría haber obviado; la policía en general es bastante inútil... Y la gran Emma Suárez, pues va, hace sus escenas de mujer rica que esconde algún secreto y poco más. Lo de Eduardo Noriega no sé ni qué decir.
A medida que la serie va avanzando, las situaciones resultan cada vez más absurdas y llega un momento que se puede perder el interés por esa falta de credibilidad. No es que no se pueda ver: se puede y yo así lo he hecho, pero la verdad es que me esperaba otra cosa. Parece que no hay mucha originalidad en cuanto a argumentos. Esta historia ya se ha contado antes muchas veces y salvo algunos detalles, no ofrece nada nuevo. Pero con una buena promoción, todo es más fácil.
Por dónde empezar... Serie llena de tópicos y situaciones bastante inverosímiles e incluso absurdas que en el spoiler comentaré.
Personajes en general muy estereotipados: Luengo recuerda al Sherlock Holmes de Benedict Cumberbath decuciendo cosas que siempre son ciertas al cien por cien (claro, tiene un coeficiente de casi 250). Keuchkerian tiene un pasado (y un presente) oscuro como policía pero es un tío con huevos y principios, vamos, muy buena gente, y esto llama la atención de Brendemühl, quien puede limpiarle el expediente si consigue 'evitar' que Luengo se suicide. Los villanos han hecho la carrera de villanos en la misma universidad que la gran mayoría de los villanos. El padre de Freijeiro es un empresario hecho a sí mismo que no valora a su propia hija porque para eso él se ha hecho a sí mismo; es una mezcla de Amancio Ortega y el padre de Succession. El jefe de la policía es el típico capullo integral porque sí, porque ese personaje tiene que ser así y ya está. Luego hay un periodista por ahí que se podría haber obviado; la policía en general es bastante inútil... Y la gran Emma Suárez, pues va, hace sus escenas de mujer rica que esconde algún secreto y poco más. Lo de Eduardo Noriega no sé ni qué decir.
A medida que la serie va avanzando, las situaciones resultan cada vez más absurdas y llega un momento que se puede perder el interés por esa falta de credibilidad. No es que no se pueda ver: se puede y yo así lo he hecho, pero la verdad es que me esperaba otra cosa. Parece que no hay mucha originalidad en cuanto a argumentos. Esta historia ya se ha contado antes muchas veces y salvo algunos detalles, no ofrece nada nuevo. Pero con una buena promoción, todo es más fácil.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Por qué no le dan las pastillas al personaje de Vicky Luengo para que ella misma se las administre?
¿Por qué 'Mentor' manda a Jon a convencer a Antonia para que investigue el caso inicial y no va él mismo?
¿Y por qué luego la aparta del caso, por ni me acuerdo qué chorrada y luego al final decide darle una oportunidad de 15 minutos?
El ex marido del personaje de Celia Freijeiro está tan ocupado llevando un bar que no tiene tiempo de ir a ver a su hijo sabiendo que su madre ha desaparecido, vamos, que se la suda el niño.
Los malos viven bajo las alcantarillas como las tortugas ninja y tienen de todo y nadie sabe por dónde entran ni salen... El personaje de Andrea Trepat -la 'hija' del villano- se veía venir desde lejos que estaba compinchada con 'su padre'.
El taxi que recoge a Antonia Scott casualmente es conducido por Nacho Fresneda -el malo- y la secuestra un rato para dejarle una pista... Vaya tela.
Casualmente Antonia y Jon van detrás de una pista en el lugar donde desapareció el personaje de Freijeiro y justo se encuentran que el malo malísimo anda por allí con el Cayenne rojo y se inicia una persecución ridícula por la autovía donde nuestros héroes tienen la brillante idea de ponerse al lado del malo y hacerle una fotito.
Tanto Antonia como Jon, se escapan de sendos hospitales de manera bastante ridícula.
La comunicación en morse con los ojos entre el padre de la chica que tatúa y Antonia es aún más ridícula.
Los móviles tienen cobertura en el alcantarillado.
Antonia desactiva una bomba -solo una- desconectando el cable rojo. Otras 3 bombas están a punto de ser activadas por el contacto de nuestros protagonistas con el cable que las activa, pero las 3 veces milagrosamente se quedan a un suspiro de la explosión.
El final es ridículo se mire por donde se mire.
¿Por qué 'Mentor' manda a Jon a convencer a Antonia para que investigue el caso inicial y no va él mismo?
¿Y por qué luego la aparta del caso, por ni me acuerdo qué chorrada y luego al final decide darle una oportunidad de 15 minutos?
El ex marido del personaje de Celia Freijeiro está tan ocupado llevando un bar que no tiene tiempo de ir a ver a su hijo sabiendo que su madre ha desaparecido, vamos, que se la suda el niño.
Los malos viven bajo las alcantarillas como las tortugas ninja y tienen de todo y nadie sabe por dónde entran ni salen... El personaje de Andrea Trepat -la 'hija' del villano- se veía venir desde lejos que estaba compinchada con 'su padre'.
El taxi que recoge a Antonia Scott casualmente es conducido por Nacho Fresneda -el malo- y la secuestra un rato para dejarle una pista... Vaya tela.
Casualmente Antonia y Jon van detrás de una pista en el lugar donde desapareció el personaje de Freijeiro y justo se encuentran que el malo malísimo anda por allí con el Cayenne rojo y se inicia una persecución ridícula por la autovía donde nuestros héroes tienen la brillante idea de ponerse al lado del malo y hacerle una fotito.
Tanto Antonia como Jon, se escapan de sendos hospitales de manera bastante ridícula.
La comunicación en morse con los ojos entre el padre de la chica que tatúa y Antonia es aún más ridícula.
Los móviles tienen cobertura en el alcantarillado.
Antonia desactiva una bomba -solo una- desconectando el cable rojo. Otras 3 bombas están a punto de ser activadas por el contacto de nuestros protagonistas con el cable que las activa, pero las 3 veces milagrosamente se quedan a un suspiro de la explosión.
El final es ridículo se mire por donde se mire.
1 de marzo de 2024
1 de marzo de 2024
75 de 119 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso, lo de siempre. Diálogos absurdos, actuaciones mediocres, situaciones inverosímiles. Suscribo palabra por palabra lo dicho por zarzaparrilla. De verdad que me gustaría decir algo positivo de una serie española en Amazon, pero es imposible. La tengo que ver porque a mi pareja le está gustando, pero es un suplicio, preferiría ver una serie coreana. Menudo truño por favor.
14 de marzo de 2024
14 de marzo de 2024
38 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sería sencillo y cierto decir que la serie no me gusta porque no tiene corazón, pero, dado que es la tercera serie más vista en Prime Video en este momento, siento que tengo la responsabilidad social de detallar más mi crítica. Espero que sirva a otros para desenmascarar la mala ficción que, día a día, empobrece nuestras mentes y nuestro espíritu.
He visto solo el primer capítulo; y, aunque ello no me permite valorar la trama, es más que suficiente para poder criticar la atmósfera de la serie, que es algo mucho más importante que su argumento. Por "atmósfera de la serie" me refiero al mundo en el que tiene lugar la historia. Ninguna obra de ficción transcurre en el vacío, sino que presupone un mundo. En las películas de Berlanga el mundo es una España costumbrista, en «Torrente» el mundo es la España esperpéntica de Crónicas Marcianas, en «El señor de los anillos» el mundo es una Edad Media idealizada al gusto de Tolkien, en el cine negro clásico el mundo es una América de sombras y detectives.
Para que una obra de ficción llegue al corazón de las personas, su mundo tiene que tener una coherencia interna, lo que a veces se ha llamado «baja entropía narrativa». Así, cada mundo tiene sus reglas. Si Légolas dijera «¿Nos hacemos unas pajillas?», la Tierra Media se vendría abajo. Si en Torrente se sustituyera «Apatrullando la ciudad» por la banda sonora de «Lo que el viento se llevó», compuesta para la tierra roja de Tara, la España esperpéntica de los 90 se vendría abajo. Estos son ejemplos extremos, pero casos más sutiles son muy abundantes en la mala ficción de nuestros días. En Reina Roja, estos picos de «alta entropía narrativa» son la norma. Veamos algunos ejemplos:
(I) Policías españoles hablando en estilo «hardboiled», o más bien intentándolo con bochornoso resultado. Es decir, espetando frases cínicas y secas, propias del cine policiaco estadounidense. Aquí quedan totalmente fuera de lugar, además de que los intentos son lamentables. El susurrante Mentor merecería una crítica de FilmAffinity por sí mismo.
(II) Una protagonista que, según se nos dice, es medio británica, pero que tiene rasgos evidentemente españoles. No es creíble, Keuchkerian sí puede pasar por un español exótico, pero Vicky Luengo por medio inglesa, no.
(III) Una forense negra y una enfermera negra, ambas de mediana edad. España no es Reino Unido, Francia ni Estados Unidos, los sanitarios españoles de más de cuarenta años son casi siempre españoles, no tuvimos inmigración subsahariana relevante hasta finales de siglo XX. Evidentemente seguro que hay sanitarios de ascendencia africana en España, pero poner dos en ese rango de edad es irreal.
(IV) El asesino que secuestra a Carla, y que la persigue caminando por el bosque como si fuera Jason de «Viernes 13», mientras silba una musiquilla para la ocasión.
Todas estas circunstancias y muchas otras similares configuran un mundo incoherente: un ruido en el que no se oye la melodía, si es que la hay. Ahora bien, a la gente le gustan las frases ingeniosas, los villanos que silban por el bosque, las espadas láser y la grandilocuencia. ¿Por qué no utilizar esos recursos entonces? Pues porque esos recursos no tienen sentido por sí mismos, lo tienen solo en sus respectivos mundos, y cuando lo pide la historia. La ficción moderna explota esos efectismos vacíos y España es alumna aventajada en eso. La primera serie en España en hacer algo así fue la Casa de Papel, con sus máscaras de Dalí, sus frases tan grandilocuentes como vacías y el empeño de sus personajes en cantar cosas como «Bella ciao» o «Pescador de hombres», sin que tuviera un encaje real en la atmósfera de la serie. Así se confundió la forma con el fondo; y, aunque este fenómeno es ahora mismo la norma en todo el mundo (y desde hace ya bastantes años, más ahora con el wokismo), viene bien recordar «La casa de papel» por lo que supuso aquí.
Volviendo a Reina Roja, el personaje de Antonia Scott es quizás la quintaesencia de humo sin fuego. Es una superdotada al modo estadounidense pero diseñada por españoles mediocres y empeñados en distanciarse de su país, por lo que Antonia Scott no tiene nada de sustancia y sí mucho de esnobismo. Dudo que los superdotados españoles, aunque sean medio ingleses, digan constantemente cosas como «me faltan datos», más bien eso lo diría alguien pretencioso que quiere imitar el estilo de los superdotados de las películas (que tampoco hablan así). Tampoco resultan creíbles las miradas perdidas de la protagonista ni su impostada falta de habilidades sociales. No tengo pruebas pero tampoco dudas de que, en la caracterización de Antonia Scott, se ha copiado (mal) a L de Death Note.
Pero lo que más me molesta de la serie (y de la novela en que se basa) es su desprecio por lo propio. Mi novia me decía: «La más lista del mundo tiene que ser medio inglesa, no podían poner a una española sin más». Y es cierto. Una española medio inglesa con un marido pretencioso y muy europeo que se pregunta cuál es la palabra sueca para denominar el reflejo de la Luna en el agua. Un Madrid en el que los personajes principales hablan con acento catalán, y en el que hasta el asesino parece más preocupado por parecer americano que por matar.
Cuánta falta hace que nuestra sociedad se reconcilie consigo misma y vuelva a crear sus propios topos, sus propios mundos y sus propios personajes, en lugar de copiar tópicos extranjeros y de pasarlos por el filtro de nuestros propios complejos nacionales. Hasta que ese día llegue solo podemos señalar lo impostado y artificioso allí donde lo veamos. Es el caso.
He visto solo el primer capítulo; y, aunque ello no me permite valorar la trama, es más que suficiente para poder criticar la atmósfera de la serie, que es algo mucho más importante que su argumento. Por "atmósfera de la serie" me refiero al mundo en el que tiene lugar la historia. Ninguna obra de ficción transcurre en el vacío, sino que presupone un mundo. En las películas de Berlanga el mundo es una España costumbrista, en «Torrente» el mundo es la España esperpéntica de Crónicas Marcianas, en «El señor de los anillos» el mundo es una Edad Media idealizada al gusto de Tolkien, en el cine negro clásico el mundo es una América de sombras y detectives.
Para que una obra de ficción llegue al corazón de las personas, su mundo tiene que tener una coherencia interna, lo que a veces se ha llamado «baja entropía narrativa». Así, cada mundo tiene sus reglas. Si Légolas dijera «¿Nos hacemos unas pajillas?», la Tierra Media se vendría abajo. Si en Torrente se sustituyera «Apatrullando la ciudad» por la banda sonora de «Lo que el viento se llevó», compuesta para la tierra roja de Tara, la España esperpéntica de los 90 se vendría abajo. Estos son ejemplos extremos, pero casos más sutiles son muy abundantes en la mala ficción de nuestros días. En Reina Roja, estos picos de «alta entropía narrativa» son la norma. Veamos algunos ejemplos:
(I) Policías españoles hablando en estilo «hardboiled», o más bien intentándolo con bochornoso resultado. Es decir, espetando frases cínicas y secas, propias del cine policiaco estadounidense. Aquí quedan totalmente fuera de lugar, además de que los intentos son lamentables. El susurrante Mentor merecería una crítica de FilmAffinity por sí mismo.
(II) Una protagonista que, según se nos dice, es medio británica, pero que tiene rasgos evidentemente españoles. No es creíble, Keuchkerian sí puede pasar por un español exótico, pero Vicky Luengo por medio inglesa, no.
(III) Una forense negra y una enfermera negra, ambas de mediana edad. España no es Reino Unido, Francia ni Estados Unidos, los sanitarios españoles de más de cuarenta años son casi siempre españoles, no tuvimos inmigración subsahariana relevante hasta finales de siglo XX. Evidentemente seguro que hay sanitarios de ascendencia africana en España, pero poner dos en ese rango de edad es irreal.
(IV) El asesino que secuestra a Carla, y que la persigue caminando por el bosque como si fuera Jason de «Viernes 13», mientras silba una musiquilla para la ocasión.
Todas estas circunstancias y muchas otras similares configuran un mundo incoherente: un ruido en el que no se oye la melodía, si es que la hay. Ahora bien, a la gente le gustan las frases ingeniosas, los villanos que silban por el bosque, las espadas láser y la grandilocuencia. ¿Por qué no utilizar esos recursos entonces? Pues porque esos recursos no tienen sentido por sí mismos, lo tienen solo en sus respectivos mundos, y cuando lo pide la historia. La ficción moderna explota esos efectismos vacíos y España es alumna aventajada en eso. La primera serie en España en hacer algo así fue la Casa de Papel, con sus máscaras de Dalí, sus frases tan grandilocuentes como vacías y el empeño de sus personajes en cantar cosas como «Bella ciao» o «Pescador de hombres», sin que tuviera un encaje real en la atmósfera de la serie. Así se confundió la forma con el fondo; y, aunque este fenómeno es ahora mismo la norma en todo el mundo (y desde hace ya bastantes años, más ahora con el wokismo), viene bien recordar «La casa de papel» por lo que supuso aquí.
Volviendo a Reina Roja, el personaje de Antonia Scott es quizás la quintaesencia de humo sin fuego. Es una superdotada al modo estadounidense pero diseñada por españoles mediocres y empeñados en distanciarse de su país, por lo que Antonia Scott no tiene nada de sustancia y sí mucho de esnobismo. Dudo que los superdotados españoles, aunque sean medio ingleses, digan constantemente cosas como «me faltan datos», más bien eso lo diría alguien pretencioso que quiere imitar el estilo de los superdotados de las películas (que tampoco hablan así). Tampoco resultan creíbles las miradas perdidas de la protagonista ni su impostada falta de habilidades sociales. No tengo pruebas pero tampoco dudas de que, en la caracterización de Antonia Scott, se ha copiado (mal) a L de Death Note.
Pero lo que más me molesta de la serie (y de la novela en que se basa) es su desprecio por lo propio. Mi novia me decía: «La más lista del mundo tiene que ser medio inglesa, no podían poner a una española sin más». Y es cierto. Una española medio inglesa con un marido pretencioso y muy europeo que se pregunta cuál es la palabra sueca para denominar el reflejo de la Luna en el agua. Un Madrid en el que los personajes principales hablan con acento catalán, y en el que hasta el asesino parece más preocupado por parecer americano que por matar.
Cuánta falta hace que nuestra sociedad se reconcilie consigo misma y vuelva a crear sus propios topos, sus propios mundos y sus propios personajes, en lugar de copiar tópicos extranjeros y de pasarlos por el filtro de nuestros propios complejos nacionales. Hasta que ese día llegue solo podemos señalar lo impostado y artificioso allí donde lo veamos. Es el caso.
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