Cuando parece que no se pueden rodar cosas más cutres, delirantes y con mayor desprecio a la historia, llega algún moderno para convencernos que todo es posible para los que están intoxicados con el pensamiento woke. Se tarda sólo diez segundos, con reloj en mano, para quedarse petrificado ante el estropicio que han hecho con la figura de Isabel de Baviera, doble delito si tenemos en cuenta que era de origen alemán como la presente serie, y con su marido. Si quieren contarme una fantasía tan descarada que se inventen personajes ficticios y que no ensucien a los reales. Pero quizás de eso se trata, de modificar el pasado para manipular mejor a las nuevas generaciones. He visto que se ha emitido en Disney, ¡en Disney! Así que imaginad que la opinión que se pueden formar si alguna incauta criatura se cree cualquier cosa de las que aparezca en esta "Sisi".

La progresía no tiene bastante con controlar el presente, sino que necesita destruir el pasado porque contradice sus tesis. Sissi y Francisco José no sólo tejieron una de las grandes historias de amor del siglo XIX, junto a Victoria de Inglaterra y Alberto, y Nicolás II y Alejandra en Rusia, a nivel de jefes de Estado, romanticismo al que nunca jamás llegaron, por cierto, ningún presidente de República o primer ministro, pero es que encima sus figuras suponen una validación de la monarquía absoluta y el Imperio Austriaco. Y eso no puede ser. Un rey absoluto, un hombre blanco heterosexual y un imperio deben ser necesariamente repulsivos, una mujer debe ser obligatoriamente feminista, rebelarse y empoderarse, y el amor romántico tiene que ser un vil engaño que legitima la degradación femenina. Con estos mimbres envenenados se construye esta lamentable "Sisi".