Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with María José
- Recomendaciones
- Estadísticas
- Sus votaciones a categorías
- Críticas favoritas elegidas por María José
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de María José:
9
Voto de María José:
9
7,1
52.606
Romance. Drama
Las cinco hermanas Bennet han sido criadas por una madre obsesionada por encontrarles marido. Pero una de ellas, Lizzie, inteligente y con carácter, desea una vida con perspectivas más abiertas, un anhelo respaldado por su padre. Cuando el señor Bingley (Simon Woods), un soltero rico, y su círculo de sofisticados amigos se instalan en una mansión vecina para pasar el verano, las Bennett se entusiasman con la posibilidad de encontrar ... [+]
18 de mayo de 2010
18 de mayo de 2010
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Exquisita adaptación del clásico homónimo de Jane Austen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Debo escribir casi la totalidad de mi crítica en este apartado porque hay ciertos "spoilers" que carecen de mayor o menor importancia a lo largo de todo mi comentario.
Y sin más dilación, esta es mi historia:
La primera vez que vi Orgullo y Prejuicio fue a los 17 años. Según terminé de verla, inicié sesión en mi cuenta de F.A. y le puse un 3. ¿Una película de amor en la que los protagonistas no se besaban al final qué tenía de bueno? Cabe destacar que esta pregunta hace tiempo que dejó de tener sentido para mí (y que, para qué engañarnos, por aquella época era una chica un poco tonta).
Cuando cumplí los 19 tuve una época en la que me obsesioné con los clásicos de la literatura británica femenina de los siglos XVIII y XIX: Sentido y sensibilidad, Persuasión, Orlando, La Señora Dalloway, Cumbres Borrascosas, y por supuesto, Orgullo y prejuicio. Fue entonces cuando decidí darle una segunda oportunidad al film. Y menos mal que lo hice. Fue en ese segundo visionado en el que comencé a comprender al señor Darcy. Gracias a la magnífica interpretación de Matthew Macfadyen, gracias a sus miradas y a su profundidad en cada escena aunque apenas hablara en ellas, ahí es cuando entendí claramente aquellos sentimientos que no era capaz de forjar en mi cabeza con las descripciones de Austen en la novela. Aquel día inicié sesión y cambié del rotundo suspenso al notable alto.
El motivo por el que decidí escribir esta crítica es porque ayer por la noche volví a verla. Y gracias a ello pude observar más detalles que se me pudieron escapar las otras dos veces. Orgullo y prejuicio es una película que espero pueda convertirse en clásico a lo largo de los años. Es delicada y a la vez rotunda. Tiene un montaje magnífico que entreteje un guión nada fácil (y puede que hasta denso) pero que se hace ligero y comprensible a la perfección. Las interpretaciones son buenas en su totalidad, pero la de los dos protagonistas son explosivas: la química que trasmiten hace que el espectador vea con total claridad esos orgullos llenos de prejuicio que nos tienen invadidos y que lo único que hacen es poner muros donde tendría que haber caminos.
Y ayer volví a cambiar la nota: Esta vez a sobresaliente.
Me he prometido que la próxima vez que la vea, intentaré ponerle al fin la matrícula de honor. Sin embargo no se la podrá merecer hasta que el Señor Darcy atraviese la pantalla y me escoja a mí en vez de a Elizabeth. ¿Qué queréis? Soy humana... =)
Y sin más dilación, esta es mi historia:
La primera vez que vi Orgullo y Prejuicio fue a los 17 años. Según terminé de verla, inicié sesión en mi cuenta de F.A. y le puse un 3. ¿Una película de amor en la que los protagonistas no se besaban al final qué tenía de bueno? Cabe destacar que esta pregunta hace tiempo que dejó de tener sentido para mí (y que, para qué engañarnos, por aquella época era una chica un poco tonta).
Cuando cumplí los 19 tuve una época en la que me obsesioné con los clásicos de la literatura británica femenina de los siglos XVIII y XIX: Sentido y sensibilidad, Persuasión, Orlando, La Señora Dalloway, Cumbres Borrascosas, y por supuesto, Orgullo y prejuicio. Fue entonces cuando decidí darle una segunda oportunidad al film. Y menos mal que lo hice. Fue en ese segundo visionado en el que comencé a comprender al señor Darcy. Gracias a la magnífica interpretación de Matthew Macfadyen, gracias a sus miradas y a su profundidad en cada escena aunque apenas hablara en ellas, ahí es cuando entendí claramente aquellos sentimientos que no era capaz de forjar en mi cabeza con las descripciones de Austen en la novela. Aquel día inicié sesión y cambié del rotundo suspenso al notable alto.
El motivo por el que decidí escribir esta crítica es porque ayer por la noche volví a verla. Y gracias a ello pude observar más detalles que se me pudieron escapar las otras dos veces. Orgullo y prejuicio es una película que espero pueda convertirse en clásico a lo largo de los años. Es delicada y a la vez rotunda. Tiene un montaje magnífico que entreteje un guión nada fácil (y puede que hasta denso) pero que se hace ligero y comprensible a la perfección. Las interpretaciones son buenas en su totalidad, pero la de los dos protagonistas son explosivas: la química que trasmiten hace que el espectador vea con total claridad esos orgullos llenos de prejuicio que nos tienen invadidos y que lo único que hacen es poner muros donde tendría que haber caminos.
Y ayer volví a cambiar la nota: Esta vez a sobresaliente.
Me he prometido que la próxima vez que la vea, intentaré ponerle al fin la matrícula de honor. Sin embargo no se la podrá merecer hasta que el Señor Darcy atraviese la pantalla y me escoja a mí en vez de a Elizabeth. ¿Qué queréis? Soy humana... =)