Adaptación de la novela homónima de Jane Austen. Se trata de un drama de personajes, todos ellos bien interpretados y bien definidos, gracias a un buen guión que trata, en todo momento, de adoptar una forma literaria. El film trata de explotar los sentimientos de los diferentes caracteres en forma de contrapunto, para resaltar las convenciones sociales de la época. Así tenemos belleza frente a fealdad, fidelidad frente a traición, generosidad frente a egoísmo, valentía frente a miedo... Todo ello en un marco muy diferenciado de diferencia de clases. Keira Knightley aspira al Oscar por la expresividad desbordante con la que encarna a la protagonista, una joven que aúna ingenuidad y descaro, lo que le confiere gran atractivo. Del resto del reparto destaca sobremanera Donald Sutherland, demostrando su polivalencia con un rol que se sale por completo de sus habituales actuaciones de villano. Hemos dicho que la película va de contrapuntos y Sutherland, de forma sutil y genial, logra poner el contrapunto cómico a la historia. Una bella fotografía, una impecable ambientación y una magnífica banda sonora, completan esta producción de lujo cuyo tramo final, previsible y excesivamente largo, no llega al punto de estropear todo el trabajo anterior.