RipleyMiniserie
2024 
Steven Zaillian (Creador), Steven Zaillian
7,7
7.940
Serie de TV. Thriller. Intriga
Miniserie de TV (2024). 8 episodios. Años 60. Un millonario contrata al estafador Tom Ripley para que viaje a Italia e inste a su hedonista hijo a regresar a casa. La aceptación del trabajo por parte de Tom hace que éste se vea rodeado de riqueza, lujos y privilegios, haciéndose pasar por quien no es. Pero para conservar la vida que tanto desea, Tom tendrá que tejer una red de mentiras. Adaptación de la serie de novelas de Patricia Highsmith. (FILMAFFINITY) [+]
5 de abril de 2024
5 de abril de 2024
165 de 177 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si bien me faltan un par de episodios para terminarla, esta serie es de lo mejor que he visto en lo que llevamos de año. Cuando era jovenzuelo me leí un par de novelas de Patricia Highsmith de la serie de Tom Ripley, a raíz de la película "El talento de Mr. Ripley", la cual obtuvo cierta popularidad a finales de los 90 y que había tenido a su vez una genial adaptación 30 años atrás en "A pleno Sol" con el gran Alain Delon de protagonista. Más tarde encarnaron a este emblemático personaje de la literatura actores de la talla de John Malkovich en "El juego de Ripley" y Barry Pepper en "Ripley Underground", si bien he de reconocer que no he visto esta última. Además ha inspirado a otros personajes del cine, como el interpretado por Barry Keoghan en la reciente "Saltburn", donde el tributo a Ripley es innegable.
Ripley es un personaje oscuro como pocos, pero tanto en las novelas de Highsmith como en sus correspondientes películas, el lector/espectador no puede evitar empatizar con un tipo que, objetivamente, es de lo más siniestro. Y lo es porque su maldad es una maldad que yo denominaría como "cotidiana" si bien llevada al extremo. O sea, es un criminal, pero no del tipo habitual que imaginamos en plan asesino en serie. Ripley podría ser tu vecino del 3º Izquierda al que le das los buenos días todas las mañanas en el ascensor. ¿Me hago entender? Ripley es un embaucador y a veces sus intenciones parecen planificadas, cuando en realidad son impulsivas. Tampoco quedan claras sus inclinaciones sexuales (si las tiene). En realidad no sé cómo explicarlo y, tal vez por eso, por su ambigüedad (malvada), resulta un personaje de lo más fascinante.
Con estos mimbres, observo que Netflix ha estrenado una serie basado en el personaje de Ripley. Torcí el gesto por tres razones: 1) Es, como he dicho, una serie de Netflix, 2) Es en blanco y negro, y 3) El actor no me convencía. Sobre este último punto, el actor que lo interpreta es Andrew Scott, a la sazón conocido por interpretar al profesor Moriarty en la aclamada serie británica "Sherlock". Y digo que no me convencía su elección por motivos tan diversos como su edad (al principio de la trama, Ripley debe tener unos veintipocos años y el actor es manifiestamente mayor) y su estética (yo siempre me había imaginado a Ripley como un tipo de cierta belleza y misterioso encanto -tal vez influido por la versión de Matt Damon-, algo de lo que carece a mi entender Andrew Scott).
Pues resulta que me equivocaba. Tras vencer mis primeras resistencias, he de reconocer que la visión de Ripley en esta serie es tal vez la más realista y, me atrevo a decir, la más cercana a la idea que tuvo que tener la autora de las novelas. Esto, evidentemente, es pura especulación, ya que Patricia Highsmith murió en 1995 y tendríamos que convocar una sesión espiritista para conocer su opinión sobre esta última versión de su personaje estrella. Pero yo me doy la razón a mí mismo y así soy feliz. Además, quién lo diría, hay momentos puntuales de humor (y no necesariamente negro) que humanizan a un personaje que en realidad es bastante psicópata.
Otra cosa interesantísima es que es una serie tan visual que más que televisión es prácticamente cine. Me explico. Cualquiera que sepa un poco del séptimo arte, sabe que el cine debe mostrar y no contar. Si algo puede ser explicado mediante una imagen, que es su lenguaje natural, mejor que hacerlo con palabras. Esto es así y punto (de nuevo me doy la razón a mí mismo). Cualquiera que haya visto el clásico francés "Le Trou" (1960) se quedará hipnotizado por cómo su director mostraba los entresijos de la fuga de la prisión en vez de hacérselo decir a sus personajes. Eran unas interpretaciones tan artesanales, por así decirlo, que te quedas embobado viendo cómo los fugitivos construían ante las cámaras las herramientas que le iban a permitir su evasión. Pues eso le pasa a la serie de Ripley. Tú, como espectador, ves lo que hace este personaje y por sus actos derivas sus pensamientos. Al punto que terminamos pensando como lo hace él. Y hay un episodio (no diré cuál) en donde casi no hay palabras y es de lo más absorbente y cinematográfico que he visto en mucho tiempo. Además, el blanco y negro que al principio me resultaba hostil, refuerza mucho más el poder de sus imágenes y de la trama.
En resumen, ved esta serie. Es una joyita.
Ripley es un personaje oscuro como pocos, pero tanto en las novelas de Highsmith como en sus correspondientes películas, el lector/espectador no puede evitar empatizar con un tipo que, objetivamente, es de lo más siniestro. Y lo es porque su maldad es una maldad que yo denominaría como "cotidiana" si bien llevada al extremo. O sea, es un criminal, pero no del tipo habitual que imaginamos en plan asesino en serie. Ripley podría ser tu vecino del 3º Izquierda al que le das los buenos días todas las mañanas en el ascensor. ¿Me hago entender? Ripley es un embaucador y a veces sus intenciones parecen planificadas, cuando en realidad son impulsivas. Tampoco quedan claras sus inclinaciones sexuales (si las tiene). En realidad no sé cómo explicarlo y, tal vez por eso, por su ambigüedad (malvada), resulta un personaje de lo más fascinante.
Con estos mimbres, observo que Netflix ha estrenado una serie basado en el personaje de Ripley. Torcí el gesto por tres razones: 1) Es, como he dicho, una serie de Netflix, 2) Es en blanco y negro, y 3) El actor no me convencía. Sobre este último punto, el actor que lo interpreta es Andrew Scott, a la sazón conocido por interpretar al profesor Moriarty en la aclamada serie británica "Sherlock". Y digo que no me convencía su elección por motivos tan diversos como su edad (al principio de la trama, Ripley debe tener unos veintipocos años y el actor es manifiestamente mayor) y su estética (yo siempre me había imaginado a Ripley como un tipo de cierta belleza y misterioso encanto -tal vez influido por la versión de Matt Damon-, algo de lo que carece a mi entender Andrew Scott).
Pues resulta que me equivocaba. Tras vencer mis primeras resistencias, he de reconocer que la visión de Ripley en esta serie es tal vez la más realista y, me atrevo a decir, la más cercana a la idea que tuvo que tener la autora de las novelas. Esto, evidentemente, es pura especulación, ya que Patricia Highsmith murió en 1995 y tendríamos que convocar una sesión espiritista para conocer su opinión sobre esta última versión de su personaje estrella. Pero yo me doy la razón a mí mismo y así soy feliz. Además, quién lo diría, hay momentos puntuales de humor (y no necesariamente negro) que humanizan a un personaje que en realidad es bastante psicópata.
Otra cosa interesantísima es que es una serie tan visual que más que televisión es prácticamente cine. Me explico. Cualquiera que sepa un poco del séptimo arte, sabe que el cine debe mostrar y no contar. Si algo puede ser explicado mediante una imagen, que es su lenguaje natural, mejor que hacerlo con palabras. Esto es así y punto (de nuevo me doy la razón a mí mismo). Cualquiera que haya visto el clásico francés "Le Trou" (1960) se quedará hipnotizado por cómo su director mostraba los entresijos de la fuga de la prisión en vez de hacérselo decir a sus personajes. Eran unas interpretaciones tan artesanales, por así decirlo, que te quedas embobado viendo cómo los fugitivos construían ante las cámaras las herramientas que le iban a permitir su evasión. Pues eso le pasa a la serie de Ripley. Tú, como espectador, ves lo que hace este personaje y por sus actos derivas sus pensamientos. Al punto que terminamos pensando como lo hace él. Y hay un episodio (no diré cuál) en donde casi no hay palabras y es de lo más absorbente y cinematográfico que he visto en mucho tiempo. Además, el blanco y negro que al principio me resultaba hostil, refuerza mucho más el poder de sus imágenes y de la trama.
En resumen, ved esta serie. Es una joyita.
7 de abril de 2024
7 de abril de 2024
78 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un joven buscavidas sin escrúpulos queda fascinado por una pareja adinerada de la cual se aprovecha, llegando incluso al asesinato y a la suplantación de personalidad. Sobre ese mismo tema se han hecho varias películas, pero me ha gustado este nuevo enfoque en forma de serie de la famosa novela de Patricia Higsmith. Un enfoque más pausado y atento a los detalles, donde brilla una magnífica fotografía en blanco y negro que, aunque algo fría en su nitidez digital, nos retrotrae con acierto a esa fascinante Italia de finales de los cincuenta y principios de los sesenta inmortalizada en películas míticas como La Dolce Vita.
Como elemento negativo cabe señalar que el actor protagonista resulta demasiado mayor para interptetar a Ripley (21 años más que Delon cuando interpretó al mismo personaje), y aunque en la serie Ripley tenga treinta y tantos años en vez de veinte y tantos, Andrew Scott (magnífico por otra parte como esquivo psicópata desalmado y embaucador) sigue siendo demasiado mayor, pues está más cerca de los cincuenta que de los cuarenta.
Lo peor de la serie, sin embargo, es el inverosímil capítulo final, que le deja a uno un mal sabor de boca de lo poco convincente que resulta. Y sigo en spoiler...
Como elemento negativo cabe señalar que el actor protagonista resulta demasiado mayor para interptetar a Ripley (21 años más que Delon cuando interpretó al mismo personaje), y aunque en la serie Ripley tenga treinta y tantos años en vez de veinte y tantos, Andrew Scott (magnífico por otra parte como esquivo psicópata desalmado y embaucador) sigue siendo demasiado mayor, pues está más cerca de los cincuenta que de los cuarenta.
Lo peor de la serie, sin embargo, es el inverosímil capítulo final, que le deja a uno un mal sabor de boca de lo poco convincente que resulta. Y sigo en spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ese patético encuentro veneciano del final, en una sala en penumbra a lo Caravaggio, entre Ripley y el comisario de policía, en el que este último es incapaz de advertir, de modo absurdo, que su interlocutor es la misma persona (por mucho bigotito y barbita que se haya dejado) a la que ya había interrogado largamente en Roma, resulta de lo más inverosimil. Tal vez podía tener una mínima credibilidad en la novela, pero trasladado en imágenes resulta tan implausible, tan forzado, que casi echa por tierra la credibilidad y el realismo de la serie. Porque aún suponiendo que el comisario apenas le hubiese visto la cara a Ripley en esa sala en penumbra (cosa absurda también); ¿es que acaso Ripley no tenía la misma voz y manera de hablar que cuando se hacía pasar por su bohemio y adinerado amigo Greenleave en Roma? Ese reconocimiento, en todo caso, debiera haber llegado de modo inevitable cuando al termino de la reunión se despiden ambos desde una distancia muy próxima (aunque vistos desde muy lejos y desde arriba, como para impedir que el espectador calibre las implicaciones de esa cercanía física).
La actitud final de la novia de Greenleave, por otra parte, también resulta bastante inverosímil, pues sus persistentes reticencias y sospechas acerca de Ripley parecen disolverse de un plumazo precismente cuando la (supuesta) actitud incomprensiblemente elusiva del novio, y la venta del barco, y el súbito enriquecimiento de Ripley son motivos sobrados para sospechar de Ripley todavía más.
La actitud final de la novia de Greenleave, por otra parte, también resulta bastante inverosímil, pues sus persistentes reticencias y sospechas acerca de Ripley parecen disolverse de un plumazo precismente cuando la (supuesta) actitud incomprensiblemente elusiva del novio, y la venta del barco, y el súbito enriquecimiento de Ripley son motivos sobrados para sospechar de Ripley todavía más.
6 de abril de 2024
6 de abril de 2024
44 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay series que merecen ser vistas únicamente por lo visual. Me acuerdo por ejemplo de "Fundación", de la que no entendía absolutamente nada pero disfrutaba de los planos, los escenarios y los efectos especiales.
En este caso la serie rompe con muchas de las normas a las que estamos acostumbrados. En primer lugar está rodada en un bellísimo blanco y negro. No abundan los travellings y los planos son pausados. No hay acción en todo el primer episodio salvo las subidas y bajadas del protagonista de ciertas escaleras.
No obstante esta serie está aquí para diferenciarse y eso la hace interesante.
Andrew Sctott está sin duda en su mejor momento tras Fleabag y desconocidos. Y lo cierto es que es un actor excelente y lo merece.
Poco más que añadir. Leí la novela original de Patricia Highsmith y he visto las dos versiones anteriores de la novela. Supongo que de no haberlo hecho sería más interesante porque no conocería la trama. Con todo, creo que esta nueva adaptación vale la pena de primeras únicamente por el aspecto visual, aunque entiendo que es de cocción lenta y hay pocos espectadores acostumbrados a ello.
Dadle una oportunidad.
En este caso la serie rompe con muchas de las normas a las que estamos acostumbrados. En primer lugar está rodada en un bellísimo blanco y negro. No abundan los travellings y los planos son pausados. No hay acción en todo el primer episodio salvo las subidas y bajadas del protagonista de ciertas escaleras.
No obstante esta serie está aquí para diferenciarse y eso la hace interesante.
Andrew Sctott está sin duda en su mejor momento tras Fleabag y desconocidos. Y lo cierto es que es un actor excelente y lo merece.
Poco más que añadir. Leí la novela original de Patricia Highsmith y he visto las dos versiones anteriores de la novela. Supongo que de no haberlo hecho sería más interesante porque no conocería la trama. Con todo, creo que esta nueva adaptación vale la pena de primeras únicamente por el aspecto visual, aunque entiendo que es de cocción lenta y hay pocos espectadores acostumbrados a ello.
Dadle una oportunidad.
7 de abril de 2024
7 de abril de 2024
34 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así de primeras me echaba un poco para atrás meterme en esta nueva adaptación, habiendo visto ya A pleno sol y El talento de Mr. Ripley. Pero en la balanza hacía contrapeso The night of, la anterior miniserie del director, Steven Zaillian, que me había encantado.
Al final ha sido un acierto total el revisitar esta historia desde esta nueva óptica, y ahora diré por qué.
No escribo esta reseña para hablar del guion ni del argumento de la serie, ni siquiera de las interpretaciones. Así rápidamente, en esta nueva entrega se mantienen los mismos ingredientes de la trama, con un personaje central totalmente jugoso y poderosamente seductor, y buenas dosis de tensión. Aunque tampoco se puede negar que algunos personajes resultan demasiado ingenuos y alguna situación puede resultar exasperante.
En cuanto a los actores, veo algo irregular el reparto. Excelente la actuación de Andrew Scott, que es la importante, pero algo flojas para mi gusto las de Dickie Greenleaf y Marge. Bastante extraña la elección de casting de Eliot Sumner como Freddie Miles, me chirría bastante ese personaje. La galería de secundarios en cambio es excelente, con especial mención a todos los recepcionistas de todos los hoteles que recorre Ripley a lo largo de la serie.
Pero voy directamente al objeto de este comentario, y lo que realmente me ha deslumbrado de esta miniserie.
Empiezo por la fotografía, ese blanco y negro casi expresionista, esos encuadres e insertos de planos desde todo tipo de ángulos, deteniéndose en cientos de detalles, callejones, ventanas, puentes, esculturas, cuadros... Es tremendo el arranque de la serie, toda la parte de Nueva York, la manera en que está fotografiada es en realidad una radiografía de nuestro protagonista, su psicología, su estilo de vida, sus tejemanejes, todo. Un 10 para el primer capítulo, una obra de arte en sí mismo.
Luego está la obsesión con algunos elementos, como lo son el agua y las escaleras, que son transformados en una suerte de estribillo que se repite incisivamente. El agua, sin querer hacer spoiler, es trascendental en la historia, y va a acompañarnos a lo largo de la serie como si de un río se tratara. La ducha averiada de Nueva York, las pesadillas acuáticas, la empresa de barcos, el yate, la lancha y, por supuesto, la propia Venecia. Y luego están las escaleras, que hasta adquieren un valor cómico en esas constantes subidas y bajadas por el pueblecito italiano, o el ascensor averiado de Roma. Pero también lo veo como una metáfora del poder, del estatus de cada personaje y el ansia por ascender en la escala social por parte de Tom Ripley.
Otra cosa interesante para mí ha sido la obsesión con Caravaggio. Hasta el punto de ser vital en alguna de las escenas. También creo que ha influido en la manera de trabajar la luz en ese blanco y negro tan expresivo. Y otro matiz que yo veo es que a medida que Ripley se introduce en un nivel de vida cada vez más refinado y aristocrático, va en aumento su observación del arte, y su devoción por él. Incluso pareciera que Caravaggio es lo único que puede llegar a apasionarle profundamente, dado que el personaje carece de toda pulsión emocional o incluso sexual.
Por último, otra cosa que me parece extraordinariamente destacable es la fisicidad con la que está narrada la historia. No me gusta mucho el palabro "fisicidad", pero me refiero a cómo se detiene la narración en mostrarnos cómo son ejecutadas las acciones por parte del protagonista. Lo que en cualquier otra serie estaría reducido a un montón de elipsis, es mostrado aquí con todo lujo de detalles y casi en tiempo real. Y además con imperfecciones, descuidos, errores y torpezas. Lo que dota la acción de una humanidad aplastante, y también de veracidad, en contraposición a esa perfección que suele mostrarse actualmente en el cine para este tipo de personajes, que actúan con precisión milimétrica. Hay muchos ejemplos, pero me viene aquí a la cabeza otro personaje muy heredero de Ripley, como lo es Jason Bourne, curiosamente protagonizado por Matt Damon, quien también fuera Tom Ripley en el film de 1.999.
Al final ha sido un acierto total el revisitar esta historia desde esta nueva óptica, y ahora diré por qué.
No escribo esta reseña para hablar del guion ni del argumento de la serie, ni siquiera de las interpretaciones. Así rápidamente, en esta nueva entrega se mantienen los mismos ingredientes de la trama, con un personaje central totalmente jugoso y poderosamente seductor, y buenas dosis de tensión. Aunque tampoco se puede negar que algunos personajes resultan demasiado ingenuos y alguna situación puede resultar exasperante.
En cuanto a los actores, veo algo irregular el reparto. Excelente la actuación de Andrew Scott, que es la importante, pero algo flojas para mi gusto las de Dickie Greenleaf y Marge. Bastante extraña la elección de casting de Eliot Sumner como Freddie Miles, me chirría bastante ese personaje. La galería de secundarios en cambio es excelente, con especial mención a todos los recepcionistas de todos los hoteles que recorre Ripley a lo largo de la serie.
Pero voy directamente al objeto de este comentario, y lo que realmente me ha deslumbrado de esta miniserie.
Empiezo por la fotografía, ese blanco y negro casi expresionista, esos encuadres e insertos de planos desde todo tipo de ángulos, deteniéndose en cientos de detalles, callejones, ventanas, puentes, esculturas, cuadros... Es tremendo el arranque de la serie, toda la parte de Nueva York, la manera en que está fotografiada es en realidad una radiografía de nuestro protagonista, su psicología, su estilo de vida, sus tejemanejes, todo. Un 10 para el primer capítulo, una obra de arte en sí mismo.
Luego está la obsesión con algunos elementos, como lo son el agua y las escaleras, que son transformados en una suerte de estribillo que se repite incisivamente. El agua, sin querer hacer spoiler, es trascendental en la historia, y va a acompañarnos a lo largo de la serie como si de un río se tratara. La ducha averiada de Nueva York, las pesadillas acuáticas, la empresa de barcos, el yate, la lancha y, por supuesto, la propia Venecia. Y luego están las escaleras, que hasta adquieren un valor cómico en esas constantes subidas y bajadas por el pueblecito italiano, o el ascensor averiado de Roma. Pero también lo veo como una metáfora del poder, del estatus de cada personaje y el ansia por ascender en la escala social por parte de Tom Ripley.
Otra cosa interesante para mí ha sido la obsesión con Caravaggio. Hasta el punto de ser vital en alguna de las escenas. También creo que ha influido en la manera de trabajar la luz en ese blanco y negro tan expresivo. Y otro matiz que yo veo es que a medida que Ripley se introduce en un nivel de vida cada vez más refinado y aristocrático, va en aumento su observación del arte, y su devoción por él. Incluso pareciera que Caravaggio es lo único que puede llegar a apasionarle profundamente, dado que el personaje carece de toda pulsión emocional o incluso sexual.
Por último, otra cosa que me parece extraordinariamente destacable es la fisicidad con la que está narrada la historia. No me gusta mucho el palabro "fisicidad", pero me refiero a cómo se detiene la narración en mostrarnos cómo son ejecutadas las acciones por parte del protagonista. Lo que en cualquier otra serie estaría reducido a un montón de elipsis, es mostrado aquí con todo lujo de detalles y casi en tiempo real. Y además con imperfecciones, descuidos, errores y torpezas. Lo que dota la acción de una humanidad aplastante, y también de veracidad, en contraposición a esa perfección que suele mostrarse actualmente en el cine para este tipo de personajes, que actúan con precisión milimétrica. Hay muchos ejemplos, pero me viene aquí a la cabeza otro personaje muy heredero de Ripley, como lo es Jason Bourne, curiosamente protagonizado por Matt Damon, quien también fuera Tom Ripley en el film de 1.999.
9 de abril de 2024
9 de abril de 2024
26 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al grano: Andrew Scott tiene casi 50 años. No vale pare encarnar el Tom Ripley del primer libro de Patricia Highsmith. Esto es así y no tiene vuelta de hoja.
La serie representa muy bien el libro original. La cinematografía es una obra de arte. El tiempo moroso le sienta muy bien a la historia, como también encaja a la perfección el uso del blanco y negro. La fotografía es preciosa. La ambientación borda lo milagroso. Y las actuaciones son buenas.
Tom Ripley no es un protagonista aceptable para cualquier público. Muy inteligente, muy ambiguo desde el punto de vista sexual, sin escrúpulos, audaz, un superviviente, un sociópata y un embaucador. Dotado de un magnetismo natural articulado en tres ejes: inteligencia muy original, carácter extremadamente adaptable, y juventud y atractivo sexual siempre latente y con el que juega con todos, hombres y mujeres.
El Ripley de Scott cumple los 2 primeros requisitos de sobra. El tercero, ni por asomo. Y es muy importante, porque si no no se puede explicar la fascinación/atracción que sienten la pareja de jóvenes americanos al incorporarlo a su círculo íntimo. Y la que experimentan otros personajes al interactuar con él. Y por qué sucede lo que sucede y los personajes reaccionan de la manera que lo hacen. Y al final la historia no se sostiene. Así que si, este punto es vital.
Andrew Scott es un buen actor, pero el magnetismo de Ripley lo representan mejor un Alain Delon o un Matt Damon jóvenes.
No puedo calificarla con menos de 7 porque sería pecado y la serie es muy buena, por momentos hipnótica. Me ha gustado mucho. Grandísimo trabajo de Steven Zaillian.
La serie representa muy bien el libro original. La cinematografía es una obra de arte. El tiempo moroso le sienta muy bien a la historia, como también encaja a la perfección el uso del blanco y negro. La fotografía es preciosa. La ambientación borda lo milagroso. Y las actuaciones son buenas.
Tom Ripley no es un protagonista aceptable para cualquier público. Muy inteligente, muy ambiguo desde el punto de vista sexual, sin escrúpulos, audaz, un superviviente, un sociópata y un embaucador. Dotado de un magnetismo natural articulado en tres ejes: inteligencia muy original, carácter extremadamente adaptable, y juventud y atractivo sexual siempre latente y con el que juega con todos, hombres y mujeres.
El Ripley de Scott cumple los 2 primeros requisitos de sobra. El tercero, ni por asomo. Y es muy importante, porque si no no se puede explicar la fascinación/atracción que sienten la pareja de jóvenes americanos al incorporarlo a su círculo íntimo. Y la que experimentan otros personajes al interactuar con él. Y por qué sucede lo que sucede y los personajes reaccionan de la manera que lo hacen. Y al final la historia no se sostiene. Así que si, este punto es vital.
Andrew Scott es un buen actor, pero el magnetismo de Ripley lo representan mejor un Alain Delon o un Matt Damon jóvenes.
No puedo calificarla con menos de 7 porque sería pecado y la serie es muy buena, por momentos hipnótica. Me ha gustado mucho. Grandísimo trabajo de Steven Zaillian.
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