Taylor Swift

De estrella adolescente del country a diva pop y cautivadora cantautora folk, Taylor Swift es una de las artistas que mejor definen la libertad creativa desde el mainstream. Instalada en Nashville desde los 14 años, grabó tres álbumes que llevaban el sello de la ciudad antes de romper todas las expectativas con Red, su primer trabajo “oficialmente” pop. Después vino 1989, una majestuosa colección de synthpop con las letras más personales que había escrito hasta entonces y éxitos tan bailables como el efervescente “Shake It Off”. Las influencias electrónicas dominan también sus dos siguientes álbumes, reputation y Lover, en los que Swift firma canciones que desdibujan la frontera entre la ficción y la realidad, reflexionan sobre la naturaleza de la fama y conectan emociones íntimas con estribillos universales. Su segunda gran metamorfosis artística llegó en 2020 con folklore, grabado durante los primeros meses de la pandemia con el productor Jack Antonoff, un colaborador clave en su carrera. Sus temas se mueven entre el folk y el pop minimalista, y enmarcan letras llenas de detalles fascinantes e imágenes imborrables. El cambio de década marcó el comienzo de una explosión creativa sin precedentes. En apenas un par de años, estrenó el íntimo evermore y el expansivo y nocturno Midnights, y resolvió la disputa legal que la enfrentaba con su antiguo sello con el ambicioso proyecto de regrabar sus primeros álbumes en versiones fieles a los originales y diferentes al mismo tiempo.