Este álbum digital, compilado para conmemorar el centenario de la muerte del compositor francés Erik Satie en 1925, reúne 29 piezas cortas inéditas. La mayoría duran menos de un minuto, y el pianista Alexandre Tharaud claramente disfruta de los cambios impredecibles y a la vez elegantes de "Recrudescence", que forma parte del miniciclo Soupirs fanés. También capta a la perfección el estilo alegre de la vida en el cabaret parisino de "Cancan grand-mondain" y el choque de la danza antigua con las tonalidades modernas de "Bourrée".
El violinista Nemanja Radulović se une a Tharaud para una serie de piezas, entre ellas la melancólica "Mélodie". Pero es la secuencia sucinta de cuatro movimientos Esquisses bitonales, con sus armonías enigmáticamente deslizantes, lo que quizás emocione más a quienes admiran a Satie. Medio en serio, medio en broma, la obra resume concisamente por qué Satie sigue siendo una figura musicalmente fascinante, sustancialmente más que el excéntrico de la leyenda.