Martina Priessner • Directora de The Moelln Letters
"Trabajar con estos documentos históricos fue muy especial"
por Veronica Orciari
- BERLINALE 2025: La documentalista alemana habla sobre su trabajo, que vuelve a muchos recuerdos dolorosos de la historia alemana y de los trágicos eventos de 1992
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entrevista: Martina Priessner
ficha de la película] se ha estrenado en la sección Panorama de la Berlinale de este año. El documental revisita los dolorosos recuerdos de la historia del racismo en Alemania al centrarse en un suceso que tuvo lugar poco después de la caída del Muro de Berlín, en 1992, en Mölln, un pequeño pueblo de Schleswig-Holstein. Una noche de noviembre, un incendio provocado destrozó la vida de las personas que vivían en dos apartamentos que prendieron en llamas. Nos hemos sentado a hablar con la directora Martina Priessner sobre su trabajo, que se enfoca en las secuelas del suceso, los miembros sobrevivientes de la familia Arslan y las cartas que recibieron, que permanecieron ocultas durante más de 30 años.
Cineuropa: No es la primera vez que una película tuya guarda relación con Turquía, y además vives parte del año en Estambul. ¿Cómo surgió la idea de este documental?
Martina Priessner: Tenía 23 años cuando ocurrieron los ataques racistas en Mölln. Fue un punto de inflexión en mi vida. En ese momento comencé a investigar el racismo, el antisemitismo y el terrorismo de extrema derecha en Alemania, así como la manera que tenían el Estado y la sociedad de tratar a las víctimas. Así que, durante muchos años, el activismo contra el racismo ocupó un lugar central en mi vida. Más tarde me pasé al cine, y ahora me concentro más en este aspecto que en el activismo en las calles, pero lo cierto es que sigo activa en ambos frentes.
Conocí a İbrahim hace cinco años, en la proyección de The Second Attack, un documental en el que aparecía. Después de la proyección, nos pasamos toda la noche hablando y me contó la historia en torno a las cartas. Me quedé impactada. Nos despedimos, acordamos seguir en contacto y, dos semanas después, lo llamé para preguntarle si estaba dispuesto a embarcarse en este viaje conmigo. Desde el principio tuve el respaldo de Inselfilm Produktion, y solicitamos financiación para el desarrollo. Todo salió bien y, cinco años después, aquí estamos. Es increíble.
¿Cuál fue la reacción de las personas involucradas en el suceso cuando les dijiste que ibas a tratar un tema tan personal y doloroso?
Fue un proceso complejo, pero la confianza se construyó con relativa facilidad. Visité a la familia, les presenté el proyecto y hablé con ellos en turco, lo cual creo que ayudó a abrir puertas. Todos hablan alemán, pero para la madre, por ejemplo, expresarse en su lengua materna era importante.
Al principio, era İbrahim quien iba a ser el protagonista, pero luego apareció su hermano Namik y, tras hablar con él, se convirtió en otra figura clave del proyecto. Son muy diferentes y están en etapas muy distintas de sus vidas, lo cual brindó un ángulo de lo más interesante para explorar. Y luego está Yeliz, a la que me habría gustado darle más protagonismo en la película, pero se quedó embarazada y, por supuesto, su atención estaba en otra parte.
Más tarde entró en escena Hava, la madre, aunque en un principio no estaba previsto que participara. Originalmente, el padre iba a tener un papel más relevante, pero el incansable activismo que llevó a cabo durante años le había dejado agotado, así que me dijo que no quería participar. También fue muy importante contar con los vecinos de Ratzeburger Straße en Mölln, ya que la ciudad los había ignorado durante 30 años.
En el documental se intercalan fragmentos de las cartas de Mölln. ¿Qué criterio utilizaste a la hora de seleccionarlas?
Revisé esas cartas y postales muchísimas veces con el fin de identificar patrones recurrentes y formas de categorizarlas. Había muchos dibujos de niños, y seleccionarlos fue relativamente fácil. Disfruté mucho el proceso, porque trabajar con estos documentos históricos fue algo realmente especial.
Aunque no tenía los originales, trabajé con los escaneos. Cada vez que los revisaba, descubría algo nuevo, incluso durante la fase de edición. Uno de los temas recurrentes más potentes era la vergüenza, que tenía mucha fuerza en gran parte de las cartas. Esas cartas son testimonio de una solidaridad que existió, pero que nunca pudo convertirse en una verdadera fuerza social... y eso es realmente trágico.
Has mencionado la palabra “vergüenza”. ¿Qué otras palabras clave usarías para describir tu película?
Empezaría con “consuelo”. Muchas de las cartas son largas, escritas por personas que se tomaron el tiempo de sentarse y expresarse de verdad. Algunas son extraordinarios ejemplos de poesía y palabras profundamente sentidas. Muchas fueron escritas por mujeres y maestros, lo que tiene sentido para mí, ya que las escuelas tienen cierta responsabilidad en la educación y la conciencia social.
El objetivo es concienciar sobre la responsabilidad que tienen nuestras instituciones al tratar con las víctimas, pero también se trata de la responsabilidad de cada una de las personas que gozan de privilegios en esta sociedad. Y es que si no cuestionas estas estructuras, las estás apoyando, ya sea de forma consciente o inconsciente.
(Traducción del inglés)
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