Alessandro Cassigoli y Casey Kauffman • Directores de Vittoria
"No sabíamos nada sobre la adopción, Jasmine nos adentró en este vasto y complejo mundo"
por Camillo De Marco
- VENECIA 2024: El dúo de directores habla sobre la creación de su segundo largo, que retoma un personaje de su debut para explorar las dinámicas de una familia
Jasmine es peluquera, tiene 40 años, un marido y tres hijos a los que adora, pero siente la necesidad de adoptar a una niña a toda costa, y no le importan las consecuancias que una acción así pueda tener en el equilibrio familiar. En Vittoria [+lee también:
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ficha de la película], el segundo largometraje de ficción de Alessandro Cassigoli y Casey Kauffman, que ha sido producido por Nanni Moretti, los directores recurren a un personaje secundario de su ópera prima, Californie [+lee también:
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ficha de la película], con el fin de explorar la dinámica de una familia de Torre Annunziata (Nápoles). Nos hemos sentado a hablar con los directores con motivo del estreno de la película en la sección Orizzonti Extra del Festival de Venecia. La película estará disponible en los cines italianos a partir del 10 de octubre, por cortesía de Teodora.
Cineuropa: ¿Es Vittoria una derivación de tu anterior película?
Casey Kauffman: Durante el rodaje de Californie, andábamos en busca de una persona que trabajara como peluquera, y la protagonista dijo que conocía a una. Marilena Amato funcionó de maravilla en aquel papel secundario, ya que tenía algo que la hacía diferente. Y lo cierto es que, unos años antes, también conocimos a su familia y a su hija adoptiva. Marilena compartió con nosotros lo difícil que había sido el proceso de adopción, y fue entonces cuando se nos encendió la bombilla.
Alessandro Cassigoli: Estábamos seguros de que era una historia brillante que, a su vez, nos iba como anillo al dedo, pero nos preocupaba que el marido no quisiera participar o no fuera capaz de actuar. Era carpintero y no estaba en absoluto familiarizado con el mundo del cine. Así que volvimos a Torre Annunziata y le hicimos un casting bastante directo, y lo cierto es que se desenvolvió estupendamente.
¿Cómo elaborasteis el guion?
C. K.: Realizamos varias entrevistas antes de escribir el guion. Nos contaron las discusiones y peleas que tuvieron, y pasamos mucho tiempo con ellos, con el fin de crear una relación de confianza. En ocasiones, nos limitábamos simplemente a escribir un esbozo de la trama para ayudarles recrear ciertas situaciones que habían vivido en el pasado. En algunas escenas, aún tenían cosas que decirse, algo que resolver, como en una sesión de terapia. Esos fueron los momentos más maravillosos del proceso.
Las personas que adoptan suelen pertenecer a clases sociales privilegiadas. Sin embargo, en este caso, Jasmine necesita un esfuerzo cultural y financiero para conseguir lo que realmente desea.
C. K.: No sabíamos nada sobre cómo funcionan las adopciones; fueron ellos quienes nos adentraron en este vasto, complejo e interesante mundo. También hablamos con personas que habían adoptado, lo cual nos ayudó a profundizar en el tema. No tienen nada que ver con la típica familia que adopta. Normalmente, las películas no muestran la fase anterior a la llegada del niño. Nos gustaban tanto ellos como su historia, y no queríamos explorar un caso típico del mundo de la adopción.
Hacéis referencia al padre de Jasmine, que murió por intoxicación de amianto tras respirar polvo en la planta de Bagnoli, uno de los muchos ejemplos de decadencia que ha sufrido esta región.
A. C.: Si empiezas a profundizar en los problemas de esta región, puedes acabar perdiendo de vista la historia que quieres contar. Más que cualquier noción de identificación geográfica, este territorio nos llama la atención porque es el lugar ideal para desarrollar nuestro tipo de cine, que realizamos con un equipo muy reducido, localizaciones reales y actores no profesionales. Esta es la tercera película que rodamos en esta zona. Empezamos con el documental Butterfly [+lee también:
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ficha de la película], hace ya ocho años. Ahora los lugareños nos conocen y nos ayudan a encontrar los lugares y las personas adecuadas: si necesitamos una trabajadora social para la película, buscamos a una trabajadora social de verdad. Torre Annunziata sigue albergando ese entusiasmo que hace posible nuestro tipo de cine, que se ha llegado a comparar con el de Jonas Carpignano, otro cineasta vinculado a un pequeño municipio de una región italiana [Nota del editor: Gioia Tauro, en Calabria].
C. K.: ¡Estamos orgullosos de haber hecho tres películas en Torre Annunziata y no haber hablado en ningún momento de la camorra napolitana!
¿Qué llevó a Nanni Moretti a involucrarse en el proyecto? ¿Cómo se desarrolló la colaboración con él como productor de la película?
C. K.: Nanni había proyectado Butterfly en el Nuovo Sacher, su cine, pero no nos conocimos de una forma más personal hasta el “Bimbi Belli” [N. del E.: el encuentro de verano organizado por Moretti, en el que se exhiben óperas primas que él mismo se encarga de escoger], donde ganó Californie. Buscábamos un productor adecuado para nuestra próxima película, que iba a ser atípica en todos los sentidos de la palabra, y él nos ofreció sus servicios.
A. C.: Nanni nos dio mucho espacio y mucha confianza durante el rodaje, pero quería visualizar lo que habíamos rodado cada día. Cuando empezó el montaje, se fue implicando cada vez más en el proceso, y lo cierto es que fue una experiencia maravillosa para nosotros. Nos dijo: “Os ayudaré como primer espectador”. Y lo hizo, con gran rigor y seriedad. Ahora que hemos vuelto a ver la película aquí en Venecia, nos hemos dado cuenta de su dedicación y todo lo que ha aportado al trabajo.
(Traducción del italiano)
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