Tras despertar de un coma, Dexter se reúne con Batista, quien aguarda algunas preguntas sobre las acusaciones de Angela. Mientras tanto, Harrison ha comenzado una nueva vida en Nueva York, pero las cosas no van como se esperaba.
Dexter, ahora en Nueva York, investiga a un asesino en serie y enfrenta un dilema moral sobre cómo actuar. Mientras tanto, Batista lo busca, sospechando de su pasado. Harrison, traumatizado, intenta cortar todo lazo con Dexter.
Dexter debe equilibrar cuidadosamente los intentos de Blessing Kamara por ayudarlo a aclimatarse a medida que Harrison se adentra más en la investigación policial.
Dexter asiste a una misteriosa reunión, organizada por una figura muy influyente con ambiciones macabras. Harrison sigue luchando con la creciente culpa y la presión en el trabajo, justo cuando Ángel Batista llega a Nueva York.
Un encuentro siniestro empuja a Harrison hacia su lado oscuro, aumentando su paranoia. Mientras Batista se acerca, Dexter establece una peligrosa relación con una asesina seductora, convencido de que comparten el mismo código.
Dexter persigue a un asesino narcisista, su hijo Harrison lucha con su identidad y lugar en el mundo. Al mismo tiempo, Batista investiga la relación entre el Carnicero de Bay Harbor y los homicidios en Nueva York.
En el retiro de Prater, Dexter descubre información perturbadora sobre Gareth. Harrison reflexiona sobre su futuro y sentido de justicia ante los problemas de Elsa con su casero abusivo.
Prater y Charley revelan que conocen una pieza crítica de información, obligando a Dexter a ir a extremos. Sin embargo, mientras Dexter intenta establecer una reunión con Prater, Harrison se encuentra aún más enredado.
La lealtad de Charley a Prater es empujada hasta su límite, obligándolo a tomar una decisión. Dexter y Harrison se encuentran en una confrontación final, enfrentando las consecuencias de su oscuridad.