Queenie pone buena cara cuando se muda a su nueva casa compartida, pero cuando se da cuenta de que Tom no va a volver pronto, Queenie toma medidas para adormecer su soledad.
Queenie está en modo de máxima diversión, utilizando a los hombres para distraerse de su desamor, pero a medida que la diversión deja de ser tan divertida, los demonios de Queenie empiezan a atraparla.
Queenie se ve obligada a pasar las Navidades con su madre, lo que desencadena sentimientos que ha estado intentando reprimir, y su huida a la oficina sólo la lleva más lejos en su camino de autosabotaje.
Es el cumpleaños de Queenie, y mientras empieza a reconocer los progresos que está haciendo, se pregunta si algunos obstáculos con su madre son demasiado grandes para superarlos.
Queenie da pasos hacia la curación en un nuevo piso propio, todavía tiene que tomar algunas decisiones difíciles sobre su futuro y a quién quiere en él.